23/12/08

Gastadas de Boca 3 San Lorenzo 1




Luis Ardente: "No tengo miedo"


Acá, yo me siento acá siempre". Luis Ardente se deja caer en una de las butacas de la primera fila del banco de los suplentes. Apoya las manos sobre el asiento que se asemeja a los del colectivo modelo 1114. Parece rememorar. "Como cualquier hincha quiere un pedazo de tablón, yo en cambio quiero un pedazo de este banco, je", bromea, y no tanto, el encargado de custodiar el arco de Tigre esta tarde. Con 27 años en el lomo, le llegó la hora de jugar en Primera. El tiempo de volver a ponerse los guantes para un partido oficial en Tigre. Después de un par de días... unos 1.312 días cuando jugó en la B Nacional ante Platense.

-Te tocó un partido tranquilo para debutar ¿no?

-¡Ja! No se bien qué va a pasar, si es mejor o peor arrancar justo hoy, pero no creo que sea tan dramático. Muchos me dicen que esté tranquilo, me aconsejan. Pero yo estoy muy seguro: no tengo miedo. Sí me pasan muchas cosas por la cabeza... Es que significa mucho todo esto.

-¿Caíste ya de lo que tenés por delante?

-Del todo, no. Sé que es la oportunidad más importante de mi vida, por supuesto. Trato de no pensar en otra cosa que hacer mi mejor papel, transmitir confianza a mis compañeros. Va a ser mi debut y quiero demostrar que puedo ser una opción en el arco.

-¿Quién te aconsejó más durante estos días?

-Islas y Sebastián (Andersen, entrenador de arqueros). Con ellos hablo mucho, pero no sólo ahora, eh. Con Daniel comparto la habitación y siempre le pregunté cosas durante el campeonato y ahora quiero ponerlas en práctica.

-¿Y Cagna no?

-Me habló un poco, en un par de entrenamientos. No demasiado para que yo no esté nervioso. Me dijo que confiaba mucho en mí y que ataje con confianza, que me va a salir todo bien. Y eso es más que suficiente.

-¿Te hiciste un tiempo para estudiar a los rivales? En primera es otro el ritmo...

-Y sí, pero acá no hay muchos secretos. Me gusta observar cómo se mueven los delanteros o cómo le pega tal o cual jugador. Así es menos probable que te sorprenda algo de ellos.

-De delanteros sabes. Tenés un pasado de 9, cuando eras chico.

-Je. Pero eso fue hace mucho tiempo. Jugué de pibe como punta y a los 17 empecé a ir al arco. Hoy creo que fue una gran decisión: ¡mirá la chance que se me presenta ahora!

-¿Soñaste cómo será partido, lo imaginaste?

-Imaginar sí. Creo que la palabra final encierra muchas cosas y por eso va a ser algo muy duro. Hay que ganar, meter, jugar, sacar la diferencia que necesitamos... Todas esas cosas imagino y un final feliz.

-Gran regalo para poner en el árbol de Navidad.

-En ésta y en las que se vienen. Es más, si nos va bien, ahí nos sacamos todas las fotos que quieran, pero ahora paren un poquito que me da cosa, je.

Juan Román Riquelme: "No fue falta y me sacaron la 5ta amarilla"


El mejor, el gran responsable de que Boca haya llegado a esta gran final, lo mirará desde afuera. Una amrilla, la quinta, lo sacó. Pero Juan Román Riquelme siempre está...

-¿En este momento qué pesa más: la ilusión de ser campeón o el dolor de no poder jugar?

-Lo primordial es la alegría de estar otra vez en una final. Superamos a un gran equipo como San Lorenzo y mantenemos las chances de ser campeón. Eso es lo que nos pone muy bien.

-Se nota tu orgullo por haber tenido un año muy largo. El destino quiso que justo se cortara antes de la gran final...

-Justo se terminó en el último partido. En el que todo jugador quiere jugar.Lo importante es que el equipo pudo llegar al partido con Tigre, que es lo que queríamos. Sabemos que tenemos una ventaja importante que esperemos que alcance para terminar todos felices.

-¿Volviste a ver la acción en la que Baldassi te amonestó?

-No la vi. En ningún momento le hago falta al jugador de San Lorenzo. Cuando el partido se pone en juego otra vez, Torres me dice: "Me tiré porque le di la pelota a Battaglia". Yo le respondí: "Sí. Pero te tiraste y ahora el martes no juego". Ahí me dijo: "La verdad que no me di cuenta. Te pido disculpas". Ya pasó. Igual creo que el árbitro hizo un buen partido.

-Los jugadores de San Lorenzo reclamaron mucho. Desde el banco hubo gestos. ¿Ustedes en la cancha lo notaron?

-Sabíamos que iba a ser así. Ellos venían hablando mucho de los árbitros. Te diría que en las últimas ocho fechas, cuando empezaron a perder puntos y tanto Boca como Tigre se fueron arrimando. Ahí comenzaron a hablar demasiado de los arbitrajes. Y el otro día se los veía un poco nerviosos...

-¿Cómo vas a vivir estas horas previas al choque con Tigre?

-Los muchachos ya están concentrados. Y me tocará vivirlo desde afuera y tratando de ayudar en todo lo que pueda. Los veo muy bien. Tenemos mucha confianza. Veremos cómo Carlos (Ischia) decide formar el equipo con la ilusión de que todo salga bien.

-¿Apostás todo por Boca?

-Por supuesto. Desde siempre nos sentimos muy tranquilos de la manera que tenemos de jugar. Ojalá que hoy le regalemos a nuestra gente el mejor partido del año.

-Cuando Boca no consigue un resultado reaparece el tema de la interna del vestuario...

-Es normal. Estando en Boca uno se acostumbra. Afortunadamente después los resultados demuestran todo lo contrario. Pero hoy tenemos que terminar ganando y festejando. Estamos muy cerca.

-¿Te sentís orgulloso del equipo que tiene Boca?

-Por supuesto. En este club las cosas están muy claras desde hace muchos años. De lunes a sábado se podrán hablar un montón de cosas, pero los domingos durante 90 minutos se ve a un equipo muy comprometido, muy seguro de lo que tiene que hacer. Y, en los partidos importantes, siempre está muy bien.

-Seguro que cuando eras un pibe le escribías una cartita a Papá Noel y le pedías una pelota. ¿Ya le escribiste?

-Todavía no le pedí nada a Papá Noel. Además, durante muchos años le pedí infinidad de cosas. Sólo espero que terminemos festejando. Si conseguimos el título, éste será un año maravilloso.

-Pero si te regala un campeonato, lo aceptás...

-Seguro. Sabemos que estamos muy cerca. Se nos presenta una chance muy buena. No falta tanto.

22/12/08

Jonathan Blanco: "Si queremos salir campeones vamos a tener que dejar todo"

Un trabajador del fútbol, el reemplazante de Diego Castaño en esta final no tiene pico y pala pero casi. Incansable, sigue trabajando luego del entrenamiento en el Hindú Club, serrucho en mano, rompiendo los juegos como lo había hecho con el juego de Boca en el último triunfo en la Bombonera.

Blanco es también el pibe de 21 años que hace apenas dos llegó al club después de haber quedado libre en Argentinos Juniors y de haber estado a punto de colgar los botines en forma prematura. En ese momento, Tigre empezaba su etapa en Primera División e inmediatamente Diego Cagna le echó el ojo.

De ayer a hoy todo cambió abruptamente, casi como una metáfora de lo que le pasó a Tigre. "Sinceramente todavía no caigo. Jamás me imaginé estar peleando una final mano a mano con Boca y menos siendo titular. Esto es un sueño y ojalá que se concrete con el campeonato", se ilusiona Jony, que en este torneo la rompió en la Bombonera, donde Tigre dio el batacazo ganándole por 3 a 2 y él fue una de las claves porque anuló a Riquelme y hasta provocó que Ischia lo sacara antes de que termine el partido.

Expulsado contra River en Reserva, estuvo a punto de perderse las dos finales ya que la roja directa había sido por una patada fuertísima. Pero... "Parece que se adelantaron las Fiestas y de regalo me dieron una sola fecha. Gracias a eso puedo estar en este partido histórico", agradece.

-Otra vez te toca reemplazar a Castaño en una parada muy difícil.

-Sí, parece mentira. En estos partidos debería jugar él, que tiene experiencia. Pero igual trato de disfrutarlo y también de exigirme al máximo.

-¿Qué te pide Cagna?

-Que esté tranquilo. Y también me carga: 'Siempre elegís partidos fáciles para jugar, eh', me dice.

-¿Y qué recordás de aquel triunfo en la Boca?

-Que fue muy emocionante. Era mi primera vez en la Bombonera, en mi puesto natural, ganamos, se juntó todo. Se dieron muchas cosas y fue impresionante, una alegría inmensa.

-¿Y para mañana eso te motiva aún más?

-Uno siempre trata de hacer lo mejor, de cumplir en su función. Si hay que marcar, se marca. Y si hay que jugar, voy a tener que que hacerlo también. Por suerte me tocó ganar en la Bombonera y eso te suma un puntito extra como para entrar mejor de la cabeza para la final de mañana.

-¿Y cómo la ves, porque Boca llega embalado?

-Va a ser muy duro, una verdadera final. Es nuestra última chance y otra vez, dependerá de lo que hagamos nosotros.

-Vos fuiste el que rompió el juego de Boca en aquel partido. ¿Podría repetirse la historia para soñar con los dos goles de diferencia?

-Puede ser que haya sido así. Si te ponés a nombrar a cada jugador que tiene Boca, te das cuenta de que son monstruos. Pero son 11 igual que nosotros, no son extraterrestres. Ese día salí como si estuviese jugando en el barrio y ahora espero hacer lo mismo.

-¿Esa es tu esencia, jugar como lo hacías en el barrio?

-Sí, seguro. Me sirve para salir a jugar más tranquilo. Porque si te ponés a pensar que estas en la Bombonera o en una final como ésta y ante tanta gente, te puede jugar en contra.

-Jugar como en el barrio también es uno de los motivos por los que Tigre está ahí arriba.

-Sí. Este grupo sale a jugar así en todas las canchas.

-¿Creés que porque anulaste a Riquelme en Boca se acordarán de vos?

-Puede ser. Si se acuerdan es porque seguro les dejé marcas en las piernas, je. No, en serio, ojalá se acuerden. Eso hablaría de que estoy haciendo las cosas bien.

-Al menos vas a tener una preocupación menos, porque mañana Riquelme no juega.

-Si, menos mal.

-¿Con tal de ganar vale cualquier cosa?

-Ni hablar. Son 90 minutos de una final y si queremos salir campeones vamos a tener que dejar todo. Si es necesario salir en camilla, lo voy a hacer.

-En estos partidos es dónde aparece el verdadero Jonathan Blanco...

-Sí. A veces a alguno le sale ese amor propio. Esperamos con muchas ganas este partido y tenemos mucha confianza de que podemos salir campeones.

-¿Y qué pasa si no cumplen el objetivo?

-Nada. Estamos contentos por haber terminado primeros. Con eso se cumplió el objetivo. Hicimos una excelente campaña. Si bien nos tocó compartir la punta con dos equipos más, ya estamos felices por lo logrado hasta ahora...

Cristian Chávez: "No tenía zapatillas ni para ir al colegio"


El camino por delante es largo. De Casa Amarilla a San Atilio espera más de una hora de viaje. Cristian Chávez se sube al remís y lo primero que hace, para ganar tiempo, es avisar a su mamá Rosa que vaya preparando la comida. Y avisa que, al otro día de su gol a San Lorenzo, no estará solo en la mesa para comer su plato preferido. "El otro día le hice un guiso a Palermo. Fuimos juntos a comprar al supermercado y nos miraban... Compramos arroz, papa, cebolla... Pero no vino a mi casa en José C. Paz porque con esa camioneta que tiene se arma, no iba a terminar bien, ja", se ríe Pochi de su padrino futbolístico, al que le dedicó el gol del sábado porque "para mí es como un segundo padre. Antes me quedaba casi todos los días a dormir en su casa o me pasaba a buscar él por mi departamento e íbamos juntos a entrenar. Ahora, me mudé a Florida", agrega. Panamericana, ruta 197 hasta pasar la estación José C. Paz y calle Croacia al fondo, camino a Derqui. Ahí, durante ese trayecto, cuenta que en este tiempo sin luces ni flashes la gente "me preguntaba por qué no jugaba". Igual, dice, "la decisión de Carlos fue correcta. Y ahora le estoy agradecido por darme la oportunidad".

Aunque ya tenga un departamento en zona Norte, Chávez no reniega de su origen. "Estuve yendo seguido a José C. Paz. Me siento en un tronco que hay en la esquina o en unos caños en la puerta de mi casa y me quedo todo el día ahí viendo a la gente pasar", comenta, ya sentado a la mesa, con el guiso delante y rodeado de pósters de los que hoy son sus compañeros, mientras uno de sus tíos se acerca a saludar. "Yo le enseñé a jugar", cancherea de pasada el tío, uno de los casi 100 Chávez que viven en un par de manzanas y llegaron al barrio provenientes de Santiago del Estero a partir de los años 80. Y Pochi lo deja cancherear...

-¿Empezaste a jugar acá en el barrio?

-Yo era un gordo de pelo largo. Hasta los 12. A esa edad empecé a jugar los campeonatos de grandes para ganar plata. Ibamos a distintos barrios a jugar torneos en el día, a la vieja cancha de Muñiz. Un partido a la mañana, al mediodía se armaba la faldeada con vino y cerveza. Y a la tarde seguíamos jugando. El equipo se llamaba Los Azules y en el primer campeonato que jugué, ahí nomás al costado de la cancha, había un pibe vendiendo unos botines y me los compré. Fueron los primeros que tuve. Eran unos Envión.

-Y después Atlas...

-Después empecé en Atlas y cuando estaba en Quinta, fuimos a jugar un partido a Vélez, metí dos goles y me gané una prueba. "Volvé a los dos meses", me dijeron. Pero volví a Atlas y al tiempo me fui a probar a Defensores de Belgrano con un amigo. Nos tomamos el tren, un colectivo en San Isidro y llegamos. Jugamos bien los dos y yo también metí dos goles, pero no me dijeron nada. Terminó el partido, fui al vestuario, me cambié y nadie se acercó. Y me volví a mi casa, al barrio, sin ganas de volver a salir. Ahí me vino a buscar (Javier) Laurenz para llevarme de nuevo a Atlas. A los 15 años debuté en la D contra Ferrocarril Urquiza, con un gol de cabeza. Y ese año lo salvé del descenso, también con un gol de cabeza contra Defensores Unidos en Zárate.

-¿Qué recuerdos guardás de esos años en Atlas?

-Lo mejor fue el clásico con Alem. Eramos locales y les dimos nuestra tribuna. Eran 800 contra 15 de los nuestros, contando a los familiares. Y les ganamos 3-1. Se querían matar.

-¿Cómo era la D?

-Nos entrenábamos a las 18.30, porque todos trabajaban, y no era este Atlas de la tele que usa ropa Nike, viaja en Chevallier y toma Gatorade... A los más grandes les pagaban con un Plan Trabajar y a mí, como era menor, 70 pesos por partido ganado. Y después del entrenamiento, siempre me quedaba pateando unos penales con el que era mi cuñado y el que perdía tenía que pagar la Coca y los cañoncitos en la parada de colectivo...

"Hola Cristian", le dice a coro un grupito de cinco chicas cuando Pochi empieza a recorrer el barrio con Olé. Y él saluda amablemente. En la canchita en la que empezó a jugar, en la que el lateral lo marca la sombra de unos eucaliptus y para llegar de un arco a otro hay que gambetear un árbol, otro vecino le pide un autógrafo para su hijito de tres años y él accede con timidez. Está claro que el autor del 3-1 ante San Lorenzo mantiene la sencillez. Lo demostró ayer, una vez más, al oficiar de improvisado fotógrafo para que Manuel, su papá, se retratara con Palacio a la salida de la práctica en Casa Amarilla. O cuando volvió de jugar la semifinal de la Libertadores contra el Fluminense y se tomó un remís hasta Saenz Peña y de ahí el tren hasta José C. Paz y después otro colectivo hasta San Atilio.

Fue por su familia que, luego de esos intentos fallidos en Vélez y Defensores de Belgrano, insistió y se fue a probar a Boca acompañado por su mamá. "Había como 200 pibes y yo decía: 'Acá no voy a quedar'. Pero me tocó entrar, jugué 20 minutos y Griffa me dijo: 'Vení mañana, pero con short y medias largas'. Es que había ido como jugaba en el barrio, con bermudas hasta abajo de las rodillas, soquetes y botines... No lo podía creer, como estábamos recontentos, en la estación nos compramos con mi mamá dos sanguches de milanesa enormes. Mi papá, cuando llegamos a casa y le contamos, pensaba que le estábamos mintiendo y que era otro Boca, no Boca-Boca. Todavía no lo puede creer en realidad... Me ve jugar en Boca y estar con ellos, con Martín, con Román, con Hugo, y a veces no sabe qué decirme ni cómo tratarme", cuenta de su viejo, quien sigue trabajando de soldador en Fate. Se va de su casa a las 6 y vuelve a las 21. "Mi papá es muy estricto. Yo era reburro y me insistía con que estudiara", dice, ya volviendo a su casa luego de la recorrida por su barrio de construcciones humildes -muchas a medio hacer- y calles de tierra.

-¿Cómo vivís este momento como jugador de Boca después de haber arrancado en Atlas?

-No me voy a olvidar de Atlas, y me gustaría volver algún día a eso. No teníamos nada. Por eso después valoré mucho la posibilidad de estar en Boca y en Inferiores. Yo estoy en Boca por mi familia, si no, estaría tirado en el barrio...

-¿Te faltaron muchas cosas de chico?

-Yo no tenía zapatillas ni para ir al colegio, a veces no iba a Atlas porque no tenía ropa. Tampoco alcanzaba para comer algo rico. Pasé por cosas feas, una época en la que mi papá no tenía trabajo y vendíamos cosas... Rejodido... Tuve que salir a vender una salamandra que mi papá había hecho para casa, después botellas de sidra en Navidad. Ayudaba a mi tío Miguel, que es albañil. Ahora no tanto porque paramos la construcción por si nos mudamos. Yo no quiero que pinten la casa ni que la sigan arreglando, porque si la ven más linda nos van a entrar y no tenemos nada. Apenas un televisor y una computadora que le compré a mi hermanita.

-¿Y seguís viajando en colectivo?

-En Boca me cargan, pero a mí me alcanza con jugar para que mi familia esté bien. Yo gano plata y se la doy a mi viejo. Cuando estoy en José C. Paz, por ahí salgo a las 6 para llegar a un entrenamiento a las 9.30. O antes, por si el tren anda mal... Me mata mi viejo si llego tarde. Y a veces hasta tenés que ir colgado del tren...

-¿Y ahora qué soñás?

-Con poder ganarme un lugar y seguir siempre así, seguir siendo un chico normal. Para mí estar en Boca es el sueño del pibe y eso que todavía me falta un montón. Ojalá me quede siempre en este club y pueda ganar algo.

Ya de vuelta en su casa, Pochi se sienta sobre la pila de caños que está entre la vereda, la zanja y la calle de tierra. "El sueño mayor es salir campeón, dar una vuelta con Boca... Ganar algo, tengo hambre de ganar algo. Hasta mi familia ya me pide que gane algo", dice, y se ríe con nervios antes de despedirse. No volverá a su departamento. Por la noche, disfrutará nuevamente de la comida de su mamá en la casita de José C. Paz, antes de partir en el auto de su tío rumbo al lujoso Intercontinental. Y por la mañana, se levantará pensando en hacer realidad su gran sueño: salir campeón con Boca.

Rodrigo Palacio: "Tigre es más equipo que Boca y San Lorenzo"


No se la cree Rodrigo Palacio. Será ese perfil bajo lo que lo hace tan querido por sus compañeros. Será esa humildad la que genera tanta admiración de la gente. Será esa cordura la que lo lleva a no sentirse todavía campeón pese al triunfo ante San Lorenzo. Será ese respeto hacia los demás lo que provoca el elogio espontáneo hacia el rival del martes. "Tigre es más equipo que Boca y San Lorenzo", dice sin doble sentido ni intenciones de mufar, como avisando que para la vuelta olímpica aún falta un paso difícil. De lo que se viene, de lo que pasó el sábado y de lo que sufrió este año, con pubialgia incluida, habló Rodrigo.

-¿En serio pensás que Tigre es más equipo que Boca y San Lorenzo?

-Sí. Por ahí nosotros tenemos más individualidades que te pueden hacer ganar un partido, pero Tigre como equipo está muy bien. Saben lo que tienen que hacer, ya lo demostraron a lo largo del campeonato. Es un rival duro, corre mucho y ahora van a querer aprovechar la chance que tienen de salir campeón. Además, de los tres equipos, creo que fue el más regular, el más parejito.

-¿Te diste cuenta de que hasta perdiendo por un gol son campeones?

-Sí. Pero eso no significa que el partido contra Tigre va a ser fácil. Ganarle a San Lorenzo fue lindo, pero si no salimos campeones, no va a servir de nada. Por eso digo que todavía no ganamos nada. Es la realidad.

-Pero ahora tienen una gran ventaja.

-Es relativo. Acá nadie tiene ventaja. Se habla de los arbitrajes, de lo físico, de quién llega más descansado... Estas son tres finales para ver quién es el mejor. Hay que jugar y punto.

-Si te preguntamos cómo estás, ¿pensás en tu estado anímico o físico?

-Y... pasa que en estos meses todo el mundo me preguntaba cómo estaba de la lesión. En cuanto a estado de ánimo... recontento. No esperaba entrar y hacer un gol. Convertir en un partido así y después de todo lo que la vengo luchando, es algo hermoso.

-Y en cuanto a la lesión, ¿cómo te sentís?

-Bien, mejor. Es una lesión jodida... No estoy recuperado del todo, pero al menos me permite jugar sin dolor. Hoy (ayer) tengo un poquito cargada la zona pero es normal por el esfuerzo.

-Pablo Ledesma pasó por lo mismo y admitió que se le cruzó la idea de retirarse. ¿A vos?

-No, no llegué a pensar en eso. Pero te da mucha impotencia. Un día estás bien y al otro no. Te cansa.

-¿El peor momento fue cuando quedaste afuera del superclásico?

-Es que antes de jugar con River decidí yo no seguir jugando porque no estaba bien. No le servía al equipo entrar a la cancha con dolor, dando ventaja. Decidí que hasta que estuviera bien no iba a jugar. Le metí una garra bárbara con todo el grupo médico para salir adelante. La verdad es que fueron meses feos, metiéndole doble y hasta triple turno para poder recuperarme. Me está costando pero siento que estoy saliendo.

-Hace un mes, Ischia dijo que no ibas a jugar en lo que quedaba del año. ¿Era impensado para vos estar en estas finales?

-Pasa que empecé a mejorar a partir de ahí. Y jugar estos partidos es como un premio, algo muy lindo. La verdad es que ya estaba cansado de ver los partidos desde la boca del túnel.

-¿Quiénes fueron tu sostén en tu recuperación?

-Mi familia, mi novia, mis amigos. Ellos estuvieron y están siempre. También la gente del club.

-Tu papá fue futbolista y tuvo pubialgia. ¿Hablabas con él del tema?

-Al principio. Después, llegó un momento en el que yo ya no quería tocar el tema con nadie. Imaginate... Salía de mi casa y el portero me preguntaba cuándo iba a jugar. Iba a algún lugar y los hinchas querían saber cuándo me iba a curar. Eso repercute en la cabeza.

-Dicen que también influye lo mental en esta lesión. ¿Eso te jugó en contra?

-Y... lo mental es muy importante. Pero es difícil porque uno dice "no tengo que pensar" o "me tengo que olvidar de la lesión", pero siempre estás pensando en ver cuándo va a volver a dolerte. Terminaba de jugar un partido y pensaba "seguro que mañana me va a doler". Por más que digas "no tengo que pensar en eso", inconscientemente se me cruzaba. Era imposible manejar eso y me costó. Por eso ahora me mentalizo en que tengo que disfrutar que estoy volviendo a jugar.

-Lo raro de este semestre es que jugaste poco pero hiciste varios goles.

-Sí. Pero son rachas. Eso lo tengo claro. Lo mismo que cuando me criticaban por mi definición. Yo sabía que iba a pasar. Pasa por la confianza también. Por ahí ahora tengo menos chances pero la meto seguido. Antes tenía muchas y no podía convertir.

-¿Volviste a ver el gol contra San Lorenzo?

-Sí. En la cancha no me di cuenta de que fue un gran contragolpe. Hay un gran mérito de Jesu (Dátolo) por cómo baja la pelota que le tiró Javi (García). Además, le metió un centro bárbaro a Román. Yo ahí le grité a Román que me la pasara porque vi que venía solo. Me la dejó servida y sólo tuve que definir.

-Arrancaste corriendo desde tu propia área. Menos mal que dijiste no estar entero físicamente.

-Lo que pasa es que Ischia me pidió que en los córners en contra me parara en el vértice del área, donde se ponía Figueroa. Cuando vi que la atrapó Javi, empecé a correr. Hice el gol y quedé bastante agitado, je... Físicamente no estoy del todo bien. Me doy cuenta de que me canso.

-Estaba difícil el partido. ¿Pensaste en algo cuando te tocó entrar?

-No, en nada. Estaba muy nervioso. Entré a jugar nervioso porque se vive distinto de afuera. La verdad es que tenía miedo de que se nos escapara el partido. Al final, no sufrimos mucho.

-Si dan la vuelta, ¿van a ser justos campeones?

-Sin dudas. Fue un campeonato raro, tuvimos altibajos. Pero llegamos hasta acá para definir quién es el mejor. Si salimos campeones, no creo que nadie diga nada. Va a ser merecido. Nos pasaron muchas cosas en este semestre. Lesiones de jugadores, el fallecimiento del presidente. Si salimos campeones vamos a dar una muestra de coraje y amor propio.

-¿También van a demostrar que se puede ser campeón pese a los problemas que se vivieron en el vestuario?

-Para la gente de afuera, va a quedar así. Pero ahora estamos bien, mucho mejor. Problemas hubo, lo sabemos todos. Pero se habló y se solucionó. Lo importante es que adentro de la cancha quedó demostrado que todos nos rompemos por el compañero. Afuera, cada uno tendrá su afinidad, pero todos luchamos por lo mismo.

-¿Papá Noel te va a traer tu octavo título en Boca?

-Ojalá. Sería muy lindo ganar otro título más.

-¿Y qué deseos tenés para el 2009?

-No sentir nada de la lesión, jugar seguido y volver a tener el nivel que tuve.

18/12/08

El burrito se queda en Mendoza


Siempre dije que Independiente no iba a ser un obstáculo porque Ortega es la estrella de River, el ídolo. El quiere mucho al club y no íbamos a poner trabas. La historia fue así: el viernes pasado me llamaron y quedamos en reunirnos el lunes. Nos juntamos, les planteé nuestro reclamo económico y hoy (por ayer), me llamaron para decirme que no estaban dispuestos a hacer ese gasto y que daban por caída la negociación". Así de simple y claro fue Daniel Vila, presidente de Independiente Rivadavia, para contar cómo se pinchó el regreso del Burrito a Núñez. No porque desde Mendoza se negaran a negociar, sino porque en Núñez no tenían pensado un gasto tan grande para recuperar al jujeño.

El presupuesto no dio para producir la novela del verano. Porque a lo que pintaba para un largo ida y vuelta de charlas, le pusieron un rápido punto final. Fue Mario Israel, el secretario de River, quien se se reunió el lunes y se comunicó ayer con Vila para abrir y cerrar esta historia que -como le habían anticipado a Néstor Gorosito- iba a terminar con Ortega vistiendo otra vez la banda roja. Sin embargo, en las oficinas del Monumental especulaban con un gasto mínimo (250.000 dólares, la mitad de préstamo acordado) para recuperar al ídolo. A lo sumo pensaban que podían sumarle la cesión a préstamo de uno o dos futbolistas. Pero esa idea chocó de frente con el millón y medio que pidieron los mendocinos.

La intención de la Lepra era recuperar la inversión que realizó para contar con el Burrito y apuntarle de lleno al ascenso a Primera. Y más allá de lo que pagó por el préstamo o el contrato del jugador, dejarlo ir seis meses antes lo obligaba también, por ejemplo, a rever contratos publicitarios que firmó gracias a la presencia del jujeño en su plantel. "Lo fuimos a buscar para que juegue todo el torneo, no la mitad. Ariel se queda en Mendoza. Que River haya desistido y él esté contento de seguir con nosotros es una muy buena noticia", agregó el presidente Vila.

Parece extraño que River baje tan rápidamente los brazos cuando ya lo contaba a Ortega como uno de los refuerzos junto a Abreu. Si bien es lógico que es más económico esperar hasta julio para que regrese sin pagar nada, lo raro es que no hayan intentado negociar esa cifra.

Diego Cagna da el ejemplo en la derrota


La imagen es fuerte. Podría decirse que Diego Cagna es un señorito inglés, pero la realidad es que el técnico de Tigre simplemente sabe perder. Se banca la derrota y muestra el camino para que todos aprendan. Cuando Laverni expulsa a Daniel Islas se acerca al alambrado para calmar a los hinchas de su equipo para que dejen de tirar butacas. Cuando termina la primera final del triangular se pone delante de sus jugadores (saca de un manotazo a Blengio, el más enojado) para calmarlos, para que no vayan a protestarle al árbitro. Cuando la final empieza a ser historia se pone frente a los micrófonos y lo primero que hace es defender la actuación del juez. "Laverni dirigió bien". El entrenador que revoluciona a una ciudad con su Tigre que pelea con los gigantes también da ejemplos con actitudes que vale la pena destacar. Tiene el Ghandi de fin de año a su disposición.

Cagna, que manda órdenes desde sus remeras "Esta tarde cueste lo que cueste", tampoco busca excusas raras a la hora de analizar la clara derrota de su Matador. "Perdimos porque cometimos errores y no jugamos bien. Laverni dirigió bien. En el primer tiempo tuvimos distracciones que nos costaron dos goles. En el segundo lo fuimos a buscar. No jugamos un gran partido, pero metimos a San Lorenzo en su propio arco. Intentamos, pero no se pudo. Inclinamos la cancha, aunque no generamos situaciones claras. Con un par de centros casi llegamos al empate, pero no se dio. Igual me voy conforme con lo que hicieron los chicos", dice con la misma serenidad que lo trajo hasta aquí.

Explica que sacó a Martín Morel porque "estaba jugando mal y Ayala tampoco lo hizo bien" y luego mira hacia el macht ante Boca cuando dice "no estoy nervioso para el partido del martes porque tenemos un gran arquero suplente (Ardente) y un buen cinco como Blanco". Y se fue de la mano de su hijo Thiago: otro ejemplo.

Saúl Laverni: "No vi penal en ninguna de las jugadas"


Los hinchas de Tigre se lo querían comer después de la acertada roja a Islas. Los de San Lorenzo también por los supuestos dos penales que no les dio. Russo ídem. Rusculleda no iba a ser menos "porque cobró todo para ellos". Disparen contra Laverni fue ese final acalorado de la primera final. Disparen y, a no ser porque Cagna lo frenó a Blengio y algunos policías con escudos protegieron al juez, díganle de todo a Laverni. Pero Saúl, desde su metro ochenta, ni se inmutó. "Fue una final de hombres dirigida por hombres", dijo el pito muy tranquilo al final. "Islas llegó antes que Bergessio a la pelota y después hubo contacto. En mitad de cancha se dieron varias iguales y tampoco cobré falta. ¿Por qué tendría que haberlo hecho en el área? Al menos, ese fue mi golpe de vista", se defendió de la primera polémica. "Y en la otra, la decisión fundamental fue de Romerito (el línea) al avisarme que hubo una agresión. Del detalle de si la pelota estaba o no adentro, para la cuaterna (sic), no estaba: vimos infracción con la pelota afuera y eso fue lo que cobramos".

Y antes de agradecerle a Cagna porque fue el único que lo elogió ("nos conoce y sabe lo que es el arbitraje"), aceptó que "en el juego arriesgué un poco por encima del límite para que hubiera continuidad. Pero no tengo dudas: no vi penal en ninguna de las jugadas que reclaman".

Miguel Angel Russo enojado con Laverni

La butacas volaron del lado de Tigre, los enojos del final se hicieron carne en los muchachos de Cagna. Blengio y Rosano eran los más ardientes, se lo querían comer a Saúl Laverni, que como podía retrocedía y se refugiaba en los escudos policiales. Arruabarrena intentaba calmarlos, abría los brazos, espantaba a sus compañeros. Gustavo Bassi (cuarto árbitro) le hacía el aguante a su colega. Cualquiera que hubiese visto esa única imagen pensaría que el gran perjudicado de la primera final resultó el más humilde. Pero no fue tan así.

Después de las duchas, de los festejos, los micrófonos y grabadores cazaron la otra posición, no agresiva, sí con un mensaje a futuro, digamos, al partido que a San Lorenzo le puede dar el campeonato. "A Laverni hay que avisarle que esto se define por diferencia de gol. Hubo dos penales que no nos cobró", trinó Miguel Angel Russo.

El técnico cuervo se refiere a dos jugadas que implican a Daniel Islas. En la primera acertó el pito, porque el arquero, al ir al piso, tocó la pelota antes que a Bergessio. "No hay temeridad en la acción de Islas", justificó Laverni. En la otra, estuvo correcto al expulsar al 1 de Tigre por la agresión a Barrientos; y no se le puede caer por no haber cobrado penal, ya que era muy difícil que él o el línea Romero vieran si la pelota había salido en el momento del manotazo.

En el plantel de Boedo también se protestó por una serie de agarrones de Blengio a Lavandina dentro del área, aunque en este caso el delantero también venía sujetando del pantalón al defensor. Otro punto a favor de hombre de negro, entonces. Pero sí falló con las tarjetas. A los 6' del segundo tiempo, Cagna sacó a Matías Jiménez antes que lo hiciera la roja. Es que el volante, ya amonestado, le metió un pisotón a Pitu, y Laverni jugó al distraído, cobró la falta pero no lo expulsó. Y lo mismo debería haber hecho con Castaño que, en capilla, le dio un patadón desde atrás al Chaco Torres.

El árbitro se limitó a decir que "las amonestaciones estuvieron a la altura de una final". Una final que ganó San Lorenzo y que pudo haberlo hecho por más diferencia. Sin embargo, si no lo consiguió no fue exclusivamente por las decisiones de Laverni.

San Lorenzo 2 Tigre 1


El paneo general, de punta a punta, es tajante. San Lorenzo salió decidido, tan voraz como inteligente, y se comió a Tigre. Se lo comió con actitud ganadora y con fútbol del bueno. Pudo borrar a un rival con currículum de bravo. Lo hizo jugar su peor partido, o casi, lo llevó a eso nada menos que en una final con pronóstico reservado, de partido parejo, áspero. Lo hizo descontrolarse como nunca. No le pesó la situación y demostró ser más en todo sentido, en lo individual y en lo colectivo. Tanto que recién se preocupó por primera vez ¡a los 75 minutos!, cabezazo de Lazzaro. Hasta ahí, y también la fiesta final, fue todo azulgrana, del azulgrana de Boedo con paso de campeón.

Si bien los títulos se pueden ganar con equipos más allá de los nombres, está claro que las individualidades pesan. Y San Lorenzo en se sentido tiene más que Tigre, un especialista en hacerse fuerte en lo colectivo, que encima no tuvo ni una pizca de talento para armar juego. Esa pizca que mostraron Solari y Barrientos en dos mano a mano previos a los goles. Primero gambeta del Indiecito a Jerez y después del Pitu a Arruabarrena, con sendos centros venonosos. Garganta profunda: cuando fue hasta el fondo metió dos en tres minutos y al toque pegó un cabezazo en el travesaño con otra preciosura del elegante zurdo. Y justamente a partir de estos dos que da gusto verlos jugar cuando juegan así se gestó la paliza. Este dúo para generar en ataque, para manejar los tiempos del partido, no sólo la bola sino también mentalmente la situación, para decidir cuándo tenerla, cuándo ser vertical, cuándo buscar la falta. Además, el gran ganador de la tarde fue compacto y ordenado e incomodó en la marca desde el área rival, con Solari tapando a Castaño, acierto táctico.

Justamente la táctica no le funcionó a Cagna. Porque sin ni uno encendido, no hay táctica que valga. Tuvo personalidad para sacar a Morel pero Ayala fue apenitas más que el 10. En seguida se animó a poner cuatro delanteros (Luna, Lazzaro, Altobelli y Ayala) y defender con tres, pero la seguridad y el dominio de San Lorenzo eran tan grandes que lo que se esperaba era el 3-0, el 4-0... Es decir cuándo podía darle el golpe de KO a Tigre y también un golpe a Boca, ya pensando en el sábado, casi obligándolo a una victoria.

Pero un poco por desgaste y otro poco por decisión, ya Solari, San Lorenzo retrocedió y le dio vida a un rival que estaba contra las cuerdas. Y más con las decisiones individuales equivocadas en contra(s) de Chávez y Menseguez. Hasta que pecó en un centro y llegó el sufrimiento, el hacer tiempo inesperado, el 'lo importante es ganar'. San Lorenzo ahora quedó a un triunfo del título en una goleada futbolística que no lo fue en el resultado. Tuvo todo al alcance para ganar por más diferencia y así tener más margen, hasta para especular con un empate vs. Boca, pero no.

17/12/08

Javier García: "Román es un amigo"



Sentado en una de las sillas azules del hall, aún con la ropa de entrenamiento, Javier García estira las piernas, juega con una media que tiene en la mano, clava la mirada con esos ojos verdes oscuros que se tornan vidriosos. No hay lágrimas, pero el blooper del domingo ante Colón le hizo pasar sus horas más difíciles desde que es el arquero titular de Boca.

-¿Cómo estás?

-Bien.

-¿Y estas horas?

-Tranqui. Estuve en la cama, fui al local de mi hermano, lo habitual.

-El domingo fuiste muy autocrítico...

-Dije la verdad. Llegamos 20 veces y ellos tres, una pegó en el travesaño y hubo dos goles. No dije nada raro, sólo la realidad: el partido se complicó por el segundo gol.

La charla con García no tuvo testigos. Sólo empleados del club que deambulaban por el hall y médicos que iban y venían. Hasta que apareció Riquelme. Justo después de la cuarta pregunta. Pasó, saludó y se rió. "Es mi amigo", lo definió el arquero.

-¿Qué te genera él?

-Es terrible. Por suerte, tengo una relación muy buena. Y no sé por qué. Es mi ídolo desde chico, tuve sus pósters en mi pieza... Mi primera experiencia fue cuando vinimos del Mundial Sub 20 y me llevó a comer a la casa con todos los chicos del Mundial. Después, de hablar en el entrenamiento, tomar mate... En mi debut, él estaba en Pekín y me mandó un mensaje: 'Suerte, tranquilo, sólo hacé lo que sabés'. ¿Qué mejor respaldo que el del diez, no?

-¿Qué consejos te dio?

-Que esté tranquilo, que goles me voy a comer millones. Me dijo: 'Ojalá que el sábado ganemos 4 a 3 y que te comas tres goles más. Si te comés los goles quiere decir que estás, y eso es bueno. Tenés 21 años y estás en la Primera de Boca'. Todos saben que el arquero se come goles... Por ahí ves un arquero español que gana el doble o el triple que yo y se come el mismo gol o peor. Son las reglas del juego.

-¿Tu mejor psicólogo es Román?

-No. Román es un amigo y eso me hace muy bien.

-¿Hablaste con Mara, la psicóloga del club?

-No, para nada. No necesito un psicólogo. Nací acá y sé cómo es esto. Me pongo mal en Primera, en Reserva, en Inferiores, en Infantiles... Hasta en el baby me ponía mal. Me hacían tres goles y lloraba, tenía 6 años. Tiraba los guantes, me iba y mi viejo me quería agarrar de los pelos... Tampoco es tan dramático. Estoy contento porque se ganó y porque me salvaron mis compañeros.

-¿Este arco es gigante?

-No, mide igual que todos. Lo que lo hace gigante son los periodistas, la gente, la pasión...

-Se dice que en el arco de Boca o de River hay que contagiar seguridad...

-Es siempre lo mismo. En el arco de Gimnasia te llegan siete veces, el arquero saca cuatro, le hacen tres goles y aprende de esa manera. Cuando debuta tiene 25 años y va aprendiendo así. A mí me tocó aprender de golpe, crecer de golpe, todo nuevo, no tenía ni un amistoso. Jugar en Reserva es totalmente distinto. Pero estoy encantado, feliz y no tengo ningún complejo. Si me tengo que volver a equivocar, me voy a equivocar. Me pasó con Vélez, que llegaron tres veces y me hicieron tres goles. Contra Racing dos veces y me la puso al lado del palo, son goles... En Tucumán un zapatazo al ángulo, y todos centros. Y después en Fútbol de Primera no pasan los centros. O como con Gimnasia, Banfield y River, esos tres partidos que mantuve el cero. En 90 minutos te llegan centros, pelotas para cortar y eso quizá no se ve.

-Acá no hay tiempo.

-Los tiempos de Boca son muy cortos. Por eso, siempre traen arqueros y de experiencia, pero tengo el respaldo de mis compañeros, del técnico, de la dirigencia. Tengo muchísimo tiempo por aprender y ojalá pueda seguir aprendiendo. Me tocó aprender así y estoy contento de la vida.

-¿Sos chico para ser arquero de Boca?

-Boca siempre fue de traer arqueros. Hace 11 años que estoy y he visto pasar grandes arqueros de Inferiores que no tuvieron oportunidad. Dulcich, Eberto, Caballero, Astrada, estos tres arqueros de Selección, eh, y no tuvieron mi suerte. 21 años es joven para cualquier arco, pero igual se equivoca uno de 40 y las críticas no son las mismas. Quizá, doy un rebote con River y ya te catalogan de rebotero, ¿y vos qué sabés si fue un rebote de una circunstancia? Después la agarré.

-¿Las críticas no son iguales porque es Boca?

-En eso es el arco más grande. Lo agranda la pasión, ustedes, la realidad. Por ejemplo, me sorprendió muchísimo una pelota contra Racing que paré de pecho, la tenía totalmente controlada y la gente se me vino encima. Me sentía confiado, para decir 'acá estoy yo' y transmitir tranquilidad, y parecía que me había salido todo al revés.

-¿Te pasa de no poder dormir?

-Nooo. Ojo, tampoco es que me ando cagando de risa después de un partido así. Me duele, obvio, pero tampoco te podés andar maquinando todo el tiempo porque si no, no tenés vida y te come la presión, eso tampoco es bueno. El duelo ya lo hice.

-¿Ischia te habló?

-Sí, es un fenómeno. Las palabras que me dijo después del partido me dieron el ánimo que necesitaba. Si por ese error perdíamos el campeonato, Carlos iba a estar en duda y él no iba a tener nada que ver. El error era todo mío. El se está jugando una ficha muy importante al poner un pibe de 21 años. Sólo tengo palabras de agradecimiento.

-¿Se vienen tus partidos más importantes?

-Sí. El de River y el del debut también lo fueron.

-¿Qué te dijo la gente?

-Está el que te hace la joda, el que te dice algo serio, el que te quiere aconsejar.

-¿Qué le querés transmitir al hincha de Boca?

-Ehhh, no sé, que le quiero transmitir, o sea...

-¿Que se quede tranquilo?

-Ojalá que se quede tranquilo. Le pido al hincha que siga confiando en mí. Estoy aprendiendo en un arco muy grande.

-¿En estos dos partidos te jugás mucho?

-La misma presión que si jugara con Sacachispas.

-Si respondés ahora te ganás un lugar...

-(Interrumpe) O quizá no y te traen otro. No te tiene que jugar eso en la cabeza. Para mí, contra Sacachispas o una final contra San Lorenzo tiene que ser lo mismo. Lo importante es que no me hagan goles.

-¿Te va a dar bronca si traen otro arquero?

-Hace cuatro años que estoy con Primera y siempre hablan dos meses antes. Falta muchísimo. Si tienen la necesidad de traer otro arquero, que lo traigan.

-La última, ¿estás bajoneado o no?

-En mi laburo soy totalmente exigente, como el psicólogo, el dentista, el que opera. Te quedás mal el post partido y al otro día a lo sumo. Después ya está. Igual que cuando hacés un buen partido. No te podés quedar con lo que hiciste, tenés que pensar en lo que viene. Por eso, desde el lunes ya estoy pensando en San Lorenzo.

Miguel Angel Russo: "Para mí no es especial definir con Boca"


Les pediremos un poco más a los jugadores. Son capaces de hacerlo. En el lugar que estamos debemos dejar todo, no podemos quedarnos con nada adentro". Russo explica la manera de responder al cansancio por la seguidilla de partidos decisivos, ya que San Lorenzo es el único que jugará tres partidos en siete días. Por otro lado, es el único de los tres con chances de festejar el sábado. Todo está en sus manos, aunque si no gana los dos partidos... El técnico cree que participar de estas instancias decisivas te hace olvidar cualquier circunstancia negativa que pudiera surgir. "Cuando uno juega finales, todo es lindo, no te duele nada", explica. Después, Russo muestra su chapa personal: "Es lindo acostumbrarse a jugar finales. En algún momento me hizo falta ganar algo y me llegó con Vélez. Era el momento justo", argumentó. Y luego le tocó levantar la Libertadores con Boca, pese a eso no le renovaron el contrato con la excusa de que debía fletar a Guillermo Cinquetti, su preparador físico. ¿Revancha? "Hace un año me iba de Boca y ahora puede definir una final con Boca, pero no lo tomó como revancha. Para mí no es especial definir con Boca", asegura. Sin embargo, enseguida se disculpa: "Prefiero no hablar de ese tema, ya pasó...". Pasó porque ahora el presente es San Lorenzo.

Y San Lorenzo ya está guardadito. En realidad lo está desde ayer por la mañana. Russo no cambió nada las costumbres del grupo y el día anterior al partido (ya sea por el triangular definitorio o por la cuarta fecha) las puertas de la Ciudad Deportiva estuvieron cerradas para todo el mundo menos para los jugadores. Lo que hay que saber, igualmente, es que Juan Manuel Torres, quien el lunes trabajó con los kinesiólogos por un traumatismo en el quinto dedo del pie izquierdo, se entrenó normalmente. Hubo una práctica táctica por la mañana, ejercicios con pelota parada y fútbol en espacios reducidos. Tras el almuerzo, el plantel quedó concentrado y los 18 nombres son calcados a los titulares y suplentes que estuvieron contra Argentinos.

"Tigre es el partido de arranque y va a determinar muchas cosas. Es un rival de cuidado y el empate resta. No se puede especular, tenemos que ganar los dos partidos", analiza el técnico la primera final que se viene. ¿Pesa el antecedente de derrota de la primera fecha? "No, la cosa cambió. Nosotros tendremos que mejorar para ganarles pero ellos también tendrán su preocupación por enfrentar a San Lorenzo", aventura Russo. Y para el final pide: "Colaborar todos para jerarquizar esta clase de definiciones".

Diego Cagna: "Tenemos que disfrutar"


Chapoteo en el barro la semana pasada, fotos en la parrilla cabulera, chapuzón en la pileta a 48 horas del partido, inusual pedido de los jugadores de concentrarse un día antes... Es un candidato diferente, y no sólo por su historia hasta acá desnutrida de estrellas de Primera. El Tigre de Diego Cagna tiene una base humilde de la cual le cuesta desprenderse. Ni siquiera quiere dejarla. Hace lo que más le gusta, lo que sabe, lo que lo condujo hasta la serie final, en la que San Lorenzo y Boca, la experiencia, lo esperan para robarle lo que no consiguió. "Tenemos que disfrutar", dice, ilógico para la circunstancia, Cagna. No se ríe, no esboza mueca alguna, sólo se mantiene impávido ante la sorpresa ajena, que busca una explicación. "Desde que empieza el campeonato lo tenemos que disfrutar, y ahora también. En Tigre tratamos de disfrutar esto", insiste, mientras sus jugadores demuestran que se puede hacerlo.

Porque Arruabarrena pasa y deja una broma en el aire, otros aprovechan para burlarse del hombrepunto de turno y el Flaco que conduce los hilos de este sorprendente plantel se saca fotos con una y con otro, con él y con ellas, como cada día anterior a un partido, cuando el equipo se entrena en su cancha. Así se vive en Tigre la previa a la primera final, mañana 18.30, contra San Lorenzo en Vélez. Así, como siempre. "Es que no tenemos mucho que perder", insiste Cagna en esto de reducir la presión interna y bajar las pulsaciones. "Contra Banfield nos jugábamos mucho, estar en las finales. No ganar el otro día daba más tristeza que no ganar ahora, por el hecho de no llegar. Se dio bien, pudimos ganar y estar en donde estamos es importante", cuenta, aunque admite: "Los argentinos siempre queremos ganar, a cualquier cosa. Y si no ganamos vamos a estar fastidiosos. Pero hay que disfrutar el momento".

En su tono, en su mensaje, se nota la escuela de Carlos Bianchi -un elogio, según admitió Cagna-. Se nota, dicen, incluso a la hora de manejar el grupo, de motivarlo sin reclamos, de sacar lo mejor sin mentiras. ¿Dónde está la tensión, la adrenalina, la sangre que corre picadas por las venas antes de un partido importante, tal vez el más importante hasta acá de la historia del club? "Ahora estamos tranquilos. Los nervios van a empezar mañana (por hoy)", sugiere el Flaco. Y no tiene receta mágica para paliar esa ansiedad, pero sí un deseo. "Quiero que jueguen bien al fútbol, que disfruten de las finales, es algo único. Y ahora que estamos acá, en este lugar, claro que no nos conformamos: queremos el título".

16/12/08

La 10 es de Ortega


Ahora sí Néstor Raúl Gorosito es el nuevo técnico de River. Si bien ya estaba confirmado, recién ayer asumió públicamente en su cargo y empezó a demostrar su proyecto futbolístico. Pipo tiene muchas cosas claras, pero la principal es que su equipo se apoyará en la mentalidad ganadora de Ariel Ortega. El entrenador reconoce en el Burrito la identidad riverplatense que se perdió en este torneo y la capacidad de conducción. Por eso, no se le movió ni un rulo cuando los dirigentes le ofrecieron a Gallardo y tampoco se despeinó con la posibilidad de perder a Buonanotte. "Es difícil desprenderse de él porque fue determinante en el campeonato, pero existe la posibilidad de que River negocie a Diego o a Falcao, a uno de los dos, porque el club necesita hacer una transferencia", explicó el técnico.

Así, Gorosito le guarda la 10 planchadita al jujeño. "Marcelo es muy buen jugador pero, como dije, necesitamos otros jugadores, en otra posición. ¿Por qué el no a Gallardo? A pesar de que Pipo dijo ayer en radio Del Plata que "podría venir para la Copa", el técnico considera que no puede tener al Muñeco y a Ortega juntos en el plantel, porque ambos están lejos de su condición física ideal y porque rara vez podrían compartir el campo de juego. Además, es obvio que ni Gallardo ni el Burrito se bancan ser suplentes.

La situación de Buonanotte es diferente. Gorosito no lo considera conductor sino delantero. Y adelante, si se va el Enano, el DT se quedaría con Falcao, Rosales, Abreu, Salcedo, Ríos y Bou.

En principio, Pipo tiene en su cabeza utilizar un sistema táctico con una línea de cuatro en defensa, un solo 5 y dos volantes externos, un conductor y dos puntas. Por el momento, Ortega sería el enganche, aunque parado bien adelante. "Ariel puede cumplir la función de organizador como también la de delantero, sin tanta obligación de volver para atrás, así tiene fuerza para atacar. En estos momentos yo lo veo más para los últimos metros de la cancha, donde puede aprovechar su habilidad, sin tanto recorrido", explicó Gorosito.

Por eso, Pipo no descarta acompañar al Burrito, pero únicamente si se trata de un jugador top y con mucha vida útil aún. "Uno siempre tiene ilusiones. Me gustan Insúa, Romagnoli, Pablito Aimar... Son organizadores naturales, pero uno conoce las realidades del fútbol argentino y es muy difícil que vengan acá", reconoció. Claro que, consciente de la situación, apuesta por Ortega.

La decisión encuadra riesgos. De hecho, Simeone le dio la misma responsabilidad al Burrito (hasta la cinta de capitán) y la historia terminó mal por los problemas personales del ídolo. "Hablaremos con él y con el grupo. Ser claros, no mentir y tratar de ayudar en todo. No lo tuve como jugador, pero tenemos una muy buena relación por haber sido compañeros y porque estuvo entrenándose con nosotros en Chicago. De esa forma se aceptan cosas o no se aceptan, pero siempre con la verdad", dijo Pipo. Si se lee entre líneas, el ídolo tendrá algunas concesiones.

Gorosito no quiere repetir el error del Cholo de prescindir del Burrito. Para el nuevo DT, Ortega será el símbolo. La 10 de River no tiene otro dueño.

15/12/08

Gonzalo Bergessio: "Las finales van a ser espectaculares"


Se sufrió mucho?

-No, fue muy importante hacer el gol apenas empezó el partido. Eso nos dio confianza.

-¿Se gozó entonces?

-Y, sí. Yo soy Calamar, por eso disfruté el doble, je.

No hubo necesidad de pincharlo. Con apenas un par de preguntas, Gonzalo Bergessio hizo lo que había hecho durante toda la tarde: sonreír. Como antes de que arrancara, cuando escuchó los primeros insultos de los hinchas de Argentinos por su pasado en Platense. Como antes de los diez, cuando aprovechó un regalo de Bogado, fusiló a Torrico y puso el 1-0. O como al darse cuenta de que su potencia era mucho para los defensores de Argentinos y de que tenía todo servido para convertirse en uno de los grandes responsables de que San Lorenzo todavía mantenga, triangular mediante, la ilusión de ser campeón. Porque si Orión, Torres, Ledesma, Barrientos y Solari cumplieron, Lavandina directamente la gastó.

¿Cómo definirlo? No es fácil. Implacable no es, ya que así como mandó a guardar la primera que tuvo, después desperdició dos situaciones tan o más claras: una de zurda y otra de derecha. ¿Habilidoso? No, ya que cuando desniveló lo hizo por potencia. ¿Oportunista? Tampoco. Pero algo tiene. Tal vez ser un optimista absoluto, un cabeza dura, un insoportable que va a todas y contra todos, que choca, se levanta, vuelve a chocar y gana. Ah, y que contagia. Porque así levantó a un Silvera que casi no se pudo mover o a un Menseguez XL (extra light). Y así enamoró a los suyos y encabronó a los otros. Los de adentro (Escudero le pegó un codazo que el árbitro ignoró) y los de afuera de la cancha, quienes lo putearon en todos los colores. Pero además del gol, sólo consiguieron que (equivocadamente, claro) el delantero devolviera gentilezas con un "cagones, cagones" de cara a la popular local...

Amado y odiado, Bergessio fue decisivo en el Diego Maradona, justamente como para que el 10 sintiera que acertó al convocarlo a la Selección. Un sueño hecho realidad. Pero que, por ahora, puede esperar. Antes, claro, se viene el triangular. "Ojalá que repitamos lo de hoy: jugamos bien, mostramos personalidad y volvió el gol, que no sé si fue el mejor, pero seguro que fue importantísimo. Ahora se vienen las finales y van a ser espectaculares. Por lo que hay en juego y por cómo viene San Lorenzo. Van a ver", dijo.

Martín Morel: "Sería justo si ganamos el título"


El tipo se calza la 10 y se hace cargo. Por ello no es casual que, en un primer tiempo en el que Tigre salió a la búsqueda del triunfo que lo pusiera a las puertas de la gloria (al final, con desempate triangulado), Martín Morel haya pateado la mitad de los tiros al arco de su equipo. Y uno de ellos fue el pase a la red que desnudó las gargantas de todo el pueblo que sueña con el Matador campeón. "El gol es para todo el grupo, se lo merece. Y como dice la remera, mi viejo me está iluminando siempre. Donde esté, va a estar contento porque me vio jugando en Primera", cuenta el goleador y figura del equipo de Diego Cagna.

La historia que revela Morel está implícita en la inscripción que llevaba debajo de la camiseta de Tigre: "Papá, gracias por iluminarme". Un homenaje a su viejo, que falleció durante este Apertura mágico para el club de Victoria: fue en la semana previa al partido que el Matador perdió en Rosario ante Newell's (0-2), donde se vio una pálida actuación de todo el equipo, que ya a esa altura dependía de la pluma y los goles de Morel.

Por ello tampoco fue casual que en el partido de ayer, el de la épica al alcance de la mano, haya sido presenciado por la gente que afectivamente está más cerca del goleador. "¿A quiénes les dedico el triunfo? A mi familia que vino a verme de Rosario", aportó el volante, que a los 28 años se sube a la ilusión y tras haber recorrido un camino sinuoso: es el mismo que hace dos temporadas jugaba el Argentino B con Sportivo Las Parejas, en Santa Fe.

-¿Creés que metiste el gol del campeonato?

-Ojalá que haya sido, ojalá. Ahora tenemos que seguir, a ver qué es lo que pasa.

-¿Es justo un triangular para definir el torneo?

-Puede ser. Este equipo se merece lo que está luchando, y por eso vamos a dar pelea hasta el final. Estamos muy felices, hemos hecho un sacrificio muy grande, y sería justo si ganamos el título.

La revelación de Morel parece ir en sintonía con lo manifestado por Diego Maradona, quien dijo que Tigre ya era campeón porque, en el torneo, les ganó a San Lorenzo y a Boca.

-¿Por qué sería justo que lo ganara Tigre y no los otros dos equipos?

-Porque el nuestro es un grupo unido que nunca bajó los brazos. Por eso grité el gol con el alma.

Riquelme: "Nos tenemos mucha confianza"



Si algún día Riquelme tiene una estatua, seguramente su mano derecha estará ahí, fija, acompañando a su oreja, dejándola inclinada hacia adelante. Ayer, como en otras grandes jornadas, repitió el gesto, ese "quiero escuchar ahora". Ayer, de nuevo, pareció enojado, no esta vez por el grito de un plateísta sino por verse involucrado en otra interna del plantel. Ayer, como suele suceder cuando algo le molesta, Román la rompió. Y lo dedicó. ¿A quién? Primero, a la tribuna: allí, contra el alambrado, pegó su oreja famosa. Pero tuvo ese festejo una segundo mensaje tras un semana polémica. Y hasta un tercero, para aquellos que creían que Boca había perdido el tren en La Plata. "Nos tenemos mucha confianza. Y más luego del partido que hicimos", dijo tras el 3-2 a Colón. El que quiera oír.

Acaso como si necesitara ese impulso exterior, Riquelme jugó una media hora brillante. Dinámico (lo que se le reclamó con Gimnasia), preciso, comprometido con la anteúltima puntada pero también con la última. Dos jugadas en seis minutos lo certifican: en la primera metió una cortada entre los centrales que Figueroa no llegó a capitalizar. Y al rato, fue él quien apareció detrás de la defensa para luego elevar su remate. Todo un aviso.

Porque enseguida llegó lo mejor. Participación directa en la jugada del primer gol (pase entrelíneas a Vargas que terminó en centro a Figueroa). Y la joya de la tarde: triangulación con Battaglia y Dátolo, y toque exquisito, picándola a la red ante la salida del arquero. Para darle tranquilidad a Boca con un 2-0 en 13 minutos. Para empezar su dedicatoria con el sello JR. Y para terminar dándole un beso a Ischia, todo una señal de apoyo al DT que salió a descomprimir la "interna del termo".

"Hicimos 90 minutos muy buenos. Pero erramos varios goles. En el primer tiempo tuvimos la suerte de meter tres y en el segundo, hicimos un cuarto (el de Dátolo) que el árbitro no dio. Pero no decimos nada... Porque el árbitro se puede equivocar. No es fácil hacer cuatro goles, eh. Y era el que liquidaba el partido", repartió Román, también para quien quiera escuchar luego de tanta polémica con los jueces.

Pudo Román meter su segundo gol, pero sin ángulo, la pelota dio en el palo cuando sólo tenía que tocarla a la red. Y en el segundo, ya sin piernas, perdió lucidez para terminar las jugadas. "Ahora hay que descansar y disfrutar. Ganará el que juegue mejor".

Los 3 a la final




El domingo se hizo largo. Las pulsaciones estuvieron a mil desde las cinco de la tarde hasta cerca de la medianoche. Hubo goles, festejos, salvadas, sufrimiento en las canchas. Y después del fútbol en este torneo histórico, la finalísima se siguió jugando entre cuatro paredes.

¿Qué había en juego? ¿Hubo algún ganador? Esa sonrisa de Riquelme cerca de las nueve y cuarto de la noche (en el salón Terrazas del Virrey, tomando un cafecito con su amigo Lucho Figueroa), al enterarse del programa de fechas de los partidos de este triángulo nada amoroso, demostraba que sí, que un equipo había sacado ventaja. Esa ventaja que no es sinónimo de gol, de victoria, pero que sí es suerte. ¿Suerte de qué?

La nochecita arrancó en AFA con un tema central entre los dirigentes de Boca, San Lorenzo y Tigre: ninguno quería 'debutar' el miércoles sino tomarse un descansito y tener más tiempo de prepararse física y mentalmente en un terrible sprint final de año, tan emocionante como estresante. Por eso, como no hubo acuerdo para armar el minifixture, fueron finalmente a las bolillas en el tercer piso de AFA. Y ahí el destino les dio una manito a Román, Ischia y compañía. Por eso el ánimo se revitalizó por la noche en la concentración del hotel Intercontinental. Es ventaja Boca porque más allá de que ganará en descanso, más allá de que es un equipo que juega siempre a atacar, podrá especular más que nunca con los resultados. Por algo al toque de terminado el 3-2 con Colón se lo escuchaba al Negro Ibarra diciéndole a un íntimo: "Ahora esperemos no jugar el miércoles y después vas a ver que somos campeones".

Haciendo futurología se puede decir que Boca, por caso, puede buscar un empate contra San Lorenzo si es que el Ciclón le gana por una diferencia de uno o dos goles a Tigre: de esa forma llegaría al tercer partido con la chance de enfrentar a un rival eliminado y se consagraría venciéndolo por la misma diferencia que el equipo de Russo. Lo concreto es que, sin dudas, por cerrar el triangular el martes 23 (como Tigre), podrá saber qué necesita para dar la vuelta. Claro, si es que llega con chances.

El que le dio una mano a Boca fue Vélez, a través de su vice 2° Julio Baldomar, quien fue el hombre neutral encargado de sacar cada bolilla. Primero se le asignó un número a cada equipo y después llegó la hora de los mano a mano. "Cuando salió que arrancaban Tigre y San Lorenzo, obvio que no estaban nada satisfechos", contaba anoche uno de los que estuvieron en AFA, en la oficina de Eduardo Deluca. No fue público el sorteo, según dicen, porque no querían perder tiempo y debían seguir organizando cuestiones de seguridad y definiendo números con la TV, que aún no se cerraron. Con el tema de las canchas no hubo problemas. Se empieza en Liniers pese a que Vélez en principio no quería, y Boca juega donde deseaba, en Racing (ahí ganó el Nacional 76).

12/12/08

Gabriel Rodriguez: "Siento que defraudé a la gente de River"


El peor final en su mejor año. El último puesto en Primera en contraste con los ocho títulos juveniles. El pico de presión del sábado frente al summum emocional que experimentó con los chiquitos.

En el borde de todos los extremos, la copa del brindis de Gabriel Rodríguez se llenó de contradicciones. No puede festejar un 2008 histórico. No puede sonreír. No puede estar tranquilo. "No puedo salir a la calle de la vergüenza", confiesa en su rol de DT interino más que como coordinador del semillero. Desde ese lugar habla con Olé.

-¿Cómo estás?

-Triste.

-Se nota.

-También estoy apenado, disgustado y enojado porque no pude cumplir con lo que me propuse: ganar el minitorneo.

-Esto nubla todo el trabajo de las Inferiores.

-No pude sentirme pleno cuando el miércoles, en la fiesta de la AFA, nos dieron las copas. Hoy soy el responsable de la Primera.

-¿Vos solo?

-Sí, siento que defraudé a la gente de River. Lo lamento por los hinchas, que nos dieron un apoyo extraordinario. Y también por Aguilar, Israel y todos los dirigentes que confiaron en este cuerpo técnico.

-Pero tomaron al equipo en el último puesto.

-De todos modos, nos comprometimos a sacarlo adelante. Cada uno vive el fútbol a su manera. Yo lo vivo con pasión. Con esa pasión pongo a los objetivos en primer lugar. Y los objetivos no se dieron.

-¿Y a los jugadores no les corresponden culpas?

-Los jugadores respondieron. Vivimos de los jugadores, trabajamos con los jugadores y debemos respaldar a los jugadores.

-Ellos entraron a la cancha las 18 fechas.

-Es cierto. Y ellos son los que salieron campeones hace cuatro meses.

-¿No te entendieron?

-Creo que el grupo tuvo desfasajes pronunciados en varias partes de los partidos y que los rivales los aprovecharon. Con respecto a los jugadores digo que no pudieron afirmar el nivel que demostraron tener como seres humanos.

-¿Eso los redime?

-Es que yo estaba convencido de que podríamos inyectarles confianza en estas fechas. No pudimos.

-¿Entonces hay un problema anímico?

-River es el más grande del país y no puede estar en el último puesto. A todos nos deprime. He visto a Chochi, el utilero, gritar desesperadamente. Eso demuestra el grado de compromiso de todo el grupo.

-Aguilar, sin embargo, dijo que no veía enojados a los jugadores.

-Lo entiendo y lo respeto porque José María fue hincha y socio antes de ser presidente. Pero yo fui testigo de la manera en que se tomaron el trabajo. Y a muchos de los jugadores los vi llorar. Los vi enojados y muy tristes.

-¿También viste líderes de salita azul?

--Vi hombres con entrega.

-Vos también lloraste...

-Y lo del sábado me afectó mucho. Porque ni quisiera podía mirar a los ojos a mi familia. Mi papá es de River, mi mamá es de River, mi hermano es de River, y sé cómo sufren al ver al equipo donde está.

-¿Lo pagaste con salud?

-Y... me mareé en el primer tiempo. Ni podía pararme para dar indicaciones.

-Pareciera que fue lo peor de tu carrera.

-Fue un gran golpe. No me había tocado perder así en mis 28 años de trabajo. Me tocó aprender de grande.

-¿Te arrepentís de haber aceptado el desafío?

-No, para nada. Estoy orgulloso de que me hayan dado la responsabilidad.

-¿Cómo se sale?

-Con descanso, con tranquilidad y con la motivación de empezar de nuevo.

-¿Este equipo puede volver a pelear arriba?

-Estoy convencido.

-¿Es cierto que estás distanciado de Gorosito?

-No. Tiene mi apoyo. Soy empleado del club y estoy a su disposición hasta diciembre del 2009.

-¿Y este diciembre cómo te gustaría terminarlo?

-Ojalá que River le gane a Estudiantes. Quiero volver a dormir tranquilo.