Ya llegaron? Estaba balconeando". Humberto Vicente Castagna humea entre el dedo mayor y el índice de la mano izquierda. Invita a asomarse desde el ventanal extra large de su suite en el Hotel Hermitage y la playa, de frente, se hace más Popular. Para las fotos, abraza esa guitarra criolla especial, con su nombre y un escudito de San Lorenzo, sutil, tatuados. Por la avenida, casi guionado, pasa un trencito de la alegría que brama un oportuno "ha vuelto el Matador, ha vuelto el Matador". Un hombre araña bien alimentado, extasiado, mueve las pompas colgado del furgón.
Cacho Castaña, celebrity en cuestión, amplía la sonrisa. Falta todavía un rato para que emigre rumbo al Teatro Mar del Plata, donde es la figura estelar del espectáculo Danza con Cobos, con Nito Artaza. Pero ahora lo convoca su muy amado Ciclón, su esencia bohemia, el sueño imperfecto del wing derecho que pudo ser. Y la tropa que lo prepara se resigna a escucharlo, en continuado, con toda la parafernalia en la mano.
-¿Cómo te hiciste hincha de San Lorenzo?
-Toda la familia es hincha de San Lorenzo. Esto es como ser cristiano. Mi viejo, mi vieja, mis hermanos, mis tíos. Me llevaron de chico a la cancha y me dejaron agarrado.
-Tirá tus primeras imágenes como hincha.
-Las primeras imágenes que tengo son con el yugoslavo Blazina de arquero, ¡mirá vos! Después Farro, Grecco, Omar Higinio García, Ruiz... Y después los Matadores...
-¿Qué clase de hincha sos? ¿Muy fanático?
-Antes era muy enfermo, ahora un poco menos porque voy menos a la cancha. Pero me enfermo en silencio, en casa. Lo seguía a todos lados. Era otra época, no había tanto bolonqui. Iba con una barrita cuerva del barrio.
-¿Debés ser de los muy chicaneros?
-Sí, mucho. Me mandan mails, mensajes de texto, unos hijos de puta, y yo los mando a la puta que lo parió. Me vuelven loco.
-¿Y eras bueno como jugador?
-Jugaba de siete y me decían el hijo del viento, jajaja. No, jugaba más o menos, toda la vida me gustó. Ahora no voy a jugar mucho. El que juega todos los días es Nito Artaza... Después empecé con el tenis que es más tranquilo. Pero sí, era ligerito, wing, tenía gol... No te digo que uuuuh, pero tenía. Una vez fui a San Lorenzo a probarme y me echaron a la mierda. No me dieron pelota. Jugué 15 minutos.
-¿Quién fue tu ídolo?
-Sacando a Diego, que es "el" ídolo, un montón. El Bambino Veira, la Oveja Telch...
-¿Con alguno de ellos entablaste una relación?
-Sí, con Victorio Cocco, con Facundo... Y con el Bambino somos amigos desde hace muchos años. Siempre nos encontramos, y si no vamos a cenar, salimos de farra. Nos divertimos mucho juntos.
-¿Cómo es salir con el Bambino?
-Nos cagamos de risa. Nos conocemos desde el 60 y pico. Y lo banco a muerte. Nos bancamos juntos, bah. Es un capo.
-Debés tener muchas anécdotas con él.
-Sí, pero que las cuente él, je... Yo no las puedo contar. El Bambi tiene eso, ¿viste? Las dibuja y zafa. Si contás la posta estamos al horno, jaja.
-Ustedes dos son de una época en la que había otros códigos.
-Sí, no sólo en el fútbol. En la sociedad también. Hasta en mi ambiente, no firmabas contrato, existía la palabra. Ahora hacés contrato, doble contrato, el IVA.
-¿En la noche también?
-Por ahí no es que se era más pícaro, si no es que ahora los jugadores son muy pendejos. Antes eran más mayores, criados de otra forma. Hoy, a los 14 o 15 años, los pibes te pasan por arriba. Antes, a esa edad, a los 14, 15, éramos unos boludos...
-También se cuidaban más de que los escracharan, ¿o no?
-Claro que antes se cuidaban más. Es algo que se puso de moda. A los pendejos los venden enseguida en 20 millones de euros... Y las pendejas salen del teatro, al aire por la tele: es una combinación perfecta. Antes no había botineras ni estaba Marcelo Tinelli, que muestra todos los culos que muestra, ni los jugadores salían 20 palos. Está todo abierto el abanico, es bravo, servite lo que quieras... Tienen mucha torta: por eso los enganchan. Se salvan para toda la cosecha. Antes se casoriaban e iban a pelear el mango. Compraban un departamentito o alquilaban. Pero ahora compran pisos en Libertador, le compran autos a las minas... Mucha guita. La guita no es la felicidad, pero es muy parecida...
-El perfil del Cuervo medio, ¿es el del bohemio, el atorrantón?
-Y, sí, claro. El Cuervo viene del curita Lorenzo Massa, y no le dimos la imagen al Padre, jeje. Debe estar a las puteadas si nos ve desde arriba. El Cuervo es especial, pero también muy apasionado. Y esa imagen de atorrante arranca en los 60, con los Carasucias, y después vinieron los Matadores. Con los muchachos salíamos, íbamos al teatro de revista. La única bandeja era ésa: las coristas, que eran unas minas impresionantes. La diferencia, como dije, es que había otra picardía. Ahora, con la guita, se le pegan como adornos.
-¿Qué jugador tiene tu espíritu dentro de una cancha?
-Y... mirá, Javier Zanetti, por lo que corre. O Mascherano... Y Caniggia, el sueño de mi vida era ser como él. Cambiaba todo por ser como Caniggia. Y por la guita que hizo también, jaja. Hubiera cambiado, ¡cómo que no!
-¿Cuál es tu filosofía futbolera?
-Van a decir que estoy loco, pero a mí Carlos Bilardo me gusta. Porque era tramposo, y en el fútbol si no tenés un poco de picardía... Y Bilardo es muy travieso. Con los alfileres, la del Gatoreit... Es un ídolo. Y en realidad es Cuervo. El vivía a una cuadra del Café la Humedad, jugábamos al billar. Jugaba bien. Siempre fue igual, cómico, con unas salidas impresionantes. Carlos es un poco mayor, y jugaba con otra barrita del café. Pero siempre fue divertido. Apenas pisaba el lugar te dabas cuenta de que había entrado.
-¿Cómo lo ves a San Lorenzo hoy?
-Yo lo veo bien. Estuvo conectado. Pienso que escarmentaron en esos partidos que nos caímos antes de llegar a las finales. No sé qué carajo pasó, ahí perdimos el torneo, teníamos el campeonato ganado, una cosa de locos, llevábamos ocho puntos... Boca era el que menos pintaba para campeón, no jodamos... Parece que hubiera habido un decreto. Ojo, no quiero decir que lo ganó por decreto, pero me rompe las pelotas. Le dieron algún penalcito..., pero eso siempre pasa.
-¿Qué jugador te gusta del plantel actual?
-Y, me gusta Gonzalo Bergessio. Es un fenómeno. Fuerte, con personalidad, peleador. Los delanteros, ahora no son así. Es duro. Me hace acordar a Kempes.
-¿Qué concepto tenés de Miguel Angel Russo?
-De entrada no le tenía fe. Pero levantó al equipo del bajón a mitad de torneo. Lo acomodó, y yo pensé que nos agarraba la diarrea y que no paraba más, hasta el final. Es importante.
-¿Cómo ves la colaboración de Marcelo Tinelli?
-Bien, todo lo que venga de él es bárbaro. Es un enfermo de San Lorenzo.
-¿Y vos no lo imitarías?
-Sí, claro, me han ofrecido varias cosas, como por ejemplo, meterme en Cultura del club. Y yo he dicho que sí, pero nunca se concretó. Me encantaría.
-Se viene otro año de Copa Libertadores, Cacho. ¿Otra ilusión?
-Vamos a ver, no quiero hablar más. Qué mala leche la Copa pasada...
-¿Cómo viviste el 2-2 con River, en el Monumental?
-Lo viví mal, qué te parece... Mal. Apagué el televisor, no podía más... Y me enteré cómo salimos porque prendía la radio y escuchaba de a pedacitos. Una locura.
-Casi tanto como cuando fue la barra a alentarte, el día que volviste al teatro, el año pasado...
-Fue espectacular. Yo no sabía que iban a venir al teatro. La verdad, me fui al carajo, no quería cantar, me quería ir con ellos. De vez en cuando hablo con ellos, por la relación con Hernán Caire.
-¿Cómo te cayeron todos los bolonquis en el final de la era Ramón Díaz?
-Qué se yo, no sabías qué campana escuchar. Que había quilombo con Ramón, que metía de prepo a los pibes... La verdad, no sé qué creer.
-Vos integrás compañías de teatro y tenés un grupo de músicos. ¿Es muy difícil llevar un conjunto, con tantas opiniones diferentes?
-Es difícil. Yo tengo siete músicos desde hace muchos años y nos llevamos muy bien. En otras épocas se hacía difícil. La idea es que aunque piensen distinto, no se peleen. Pero acá, en la Argentina, pensar distinto significa pelea... No hay democracia para nada. Acá, al que piensa distinto hay que borrarlo. Ya lo vemos en el gobierno, ¿no?
-¿Qué 2009 le espera a San Lorenzo?
-Lo que pasó en el último campeonato no me puede entrar en la cabeza... Encima Boca fue el campeón. Siempre tengo esperanzas y digo lo mismo: lo veo bien. Esta vez estoy seguro que sí se puede dar la Libertadores.
Cacho Castaña, celebrity en cuestión, amplía la sonrisa. Falta todavía un rato para que emigre rumbo al Teatro Mar del Plata, donde es la figura estelar del espectáculo Danza con Cobos, con Nito Artaza. Pero ahora lo convoca su muy amado Ciclón, su esencia bohemia, el sueño imperfecto del wing derecho que pudo ser. Y la tropa que lo prepara se resigna a escucharlo, en continuado, con toda la parafernalia en la mano.
-¿Cómo te hiciste hincha de San Lorenzo?
-Toda la familia es hincha de San Lorenzo. Esto es como ser cristiano. Mi viejo, mi vieja, mis hermanos, mis tíos. Me llevaron de chico a la cancha y me dejaron agarrado.
-Tirá tus primeras imágenes como hincha.
-Las primeras imágenes que tengo son con el yugoslavo Blazina de arquero, ¡mirá vos! Después Farro, Grecco, Omar Higinio García, Ruiz... Y después los Matadores...
-¿Qué clase de hincha sos? ¿Muy fanático?
-Antes era muy enfermo, ahora un poco menos porque voy menos a la cancha. Pero me enfermo en silencio, en casa. Lo seguía a todos lados. Era otra época, no había tanto bolonqui. Iba con una barrita cuerva del barrio.
-¿Debés ser de los muy chicaneros?
-Sí, mucho. Me mandan mails, mensajes de texto, unos hijos de puta, y yo los mando a la puta que lo parió. Me vuelven loco.
-¿Y eras bueno como jugador?
-Jugaba de siete y me decían el hijo del viento, jajaja. No, jugaba más o menos, toda la vida me gustó. Ahora no voy a jugar mucho. El que juega todos los días es Nito Artaza... Después empecé con el tenis que es más tranquilo. Pero sí, era ligerito, wing, tenía gol... No te digo que uuuuh, pero tenía. Una vez fui a San Lorenzo a probarme y me echaron a la mierda. No me dieron pelota. Jugué 15 minutos.
-¿Quién fue tu ídolo?
-Sacando a Diego, que es "el" ídolo, un montón. El Bambino Veira, la Oveja Telch...
-¿Con alguno de ellos entablaste una relación?
-Sí, con Victorio Cocco, con Facundo... Y con el Bambino somos amigos desde hace muchos años. Siempre nos encontramos, y si no vamos a cenar, salimos de farra. Nos divertimos mucho juntos.
-¿Cómo es salir con el Bambino?
-Nos cagamos de risa. Nos conocemos desde el 60 y pico. Y lo banco a muerte. Nos bancamos juntos, bah. Es un capo.
-Debés tener muchas anécdotas con él.
-Sí, pero que las cuente él, je... Yo no las puedo contar. El Bambi tiene eso, ¿viste? Las dibuja y zafa. Si contás la posta estamos al horno, jaja.
-Ustedes dos son de una época en la que había otros códigos.
-Sí, no sólo en el fútbol. En la sociedad también. Hasta en mi ambiente, no firmabas contrato, existía la palabra. Ahora hacés contrato, doble contrato, el IVA.
-¿En la noche también?
-Por ahí no es que se era más pícaro, si no es que ahora los jugadores son muy pendejos. Antes eran más mayores, criados de otra forma. Hoy, a los 14 o 15 años, los pibes te pasan por arriba. Antes, a esa edad, a los 14, 15, éramos unos boludos...
-También se cuidaban más de que los escracharan, ¿o no?
-Claro que antes se cuidaban más. Es algo que se puso de moda. A los pendejos los venden enseguida en 20 millones de euros... Y las pendejas salen del teatro, al aire por la tele: es una combinación perfecta. Antes no había botineras ni estaba Marcelo Tinelli, que muestra todos los culos que muestra, ni los jugadores salían 20 palos. Está todo abierto el abanico, es bravo, servite lo que quieras... Tienen mucha torta: por eso los enganchan. Se salvan para toda la cosecha. Antes se casoriaban e iban a pelear el mango. Compraban un departamentito o alquilaban. Pero ahora compran pisos en Libertador, le compran autos a las minas... Mucha guita. La guita no es la felicidad, pero es muy parecida...
-El perfil del Cuervo medio, ¿es el del bohemio, el atorrantón?
-Y, sí, claro. El Cuervo viene del curita Lorenzo Massa, y no le dimos la imagen al Padre, jeje. Debe estar a las puteadas si nos ve desde arriba. El Cuervo es especial, pero también muy apasionado. Y esa imagen de atorrante arranca en los 60, con los Carasucias, y después vinieron los Matadores. Con los muchachos salíamos, íbamos al teatro de revista. La única bandeja era ésa: las coristas, que eran unas minas impresionantes. La diferencia, como dije, es que había otra picardía. Ahora, con la guita, se le pegan como adornos.
-¿Qué jugador tiene tu espíritu dentro de una cancha?
-Y... mirá, Javier Zanetti, por lo que corre. O Mascherano... Y Caniggia, el sueño de mi vida era ser como él. Cambiaba todo por ser como Caniggia. Y por la guita que hizo también, jaja. Hubiera cambiado, ¡cómo que no!
-¿Cuál es tu filosofía futbolera?
-Van a decir que estoy loco, pero a mí Carlos Bilardo me gusta. Porque era tramposo, y en el fútbol si no tenés un poco de picardía... Y Bilardo es muy travieso. Con los alfileres, la del Gatoreit... Es un ídolo. Y en realidad es Cuervo. El vivía a una cuadra del Café la Humedad, jugábamos al billar. Jugaba bien. Siempre fue igual, cómico, con unas salidas impresionantes. Carlos es un poco mayor, y jugaba con otra barrita del café. Pero siempre fue divertido. Apenas pisaba el lugar te dabas cuenta de que había entrado.
-¿Cómo lo ves a San Lorenzo hoy?
-Yo lo veo bien. Estuvo conectado. Pienso que escarmentaron en esos partidos que nos caímos antes de llegar a las finales. No sé qué carajo pasó, ahí perdimos el torneo, teníamos el campeonato ganado, una cosa de locos, llevábamos ocho puntos... Boca era el que menos pintaba para campeón, no jodamos... Parece que hubiera habido un decreto. Ojo, no quiero decir que lo ganó por decreto, pero me rompe las pelotas. Le dieron algún penalcito..., pero eso siempre pasa.
-¿Qué jugador te gusta del plantel actual?
-Y, me gusta Gonzalo Bergessio. Es un fenómeno. Fuerte, con personalidad, peleador. Los delanteros, ahora no son así. Es duro. Me hace acordar a Kempes.
-¿Qué concepto tenés de Miguel Angel Russo?
-De entrada no le tenía fe. Pero levantó al equipo del bajón a mitad de torneo. Lo acomodó, y yo pensé que nos agarraba la diarrea y que no paraba más, hasta el final. Es importante.
-¿Cómo ves la colaboración de Marcelo Tinelli?
-Bien, todo lo que venga de él es bárbaro. Es un enfermo de San Lorenzo.
-¿Y vos no lo imitarías?
-Sí, claro, me han ofrecido varias cosas, como por ejemplo, meterme en Cultura del club. Y yo he dicho que sí, pero nunca se concretó. Me encantaría.
-Se viene otro año de Copa Libertadores, Cacho. ¿Otra ilusión?
-Vamos a ver, no quiero hablar más. Qué mala leche la Copa pasada...
-¿Cómo viviste el 2-2 con River, en el Monumental?
-Lo viví mal, qué te parece... Mal. Apagué el televisor, no podía más... Y me enteré cómo salimos porque prendía la radio y escuchaba de a pedacitos. Una locura.
-Casi tanto como cuando fue la barra a alentarte, el día que volviste al teatro, el año pasado...
-Fue espectacular. Yo no sabía que iban a venir al teatro. La verdad, me fui al carajo, no quería cantar, me quería ir con ellos. De vez en cuando hablo con ellos, por la relación con Hernán Caire.
-¿Cómo te cayeron todos los bolonquis en el final de la era Ramón Díaz?
-Qué se yo, no sabías qué campana escuchar. Que había quilombo con Ramón, que metía de prepo a los pibes... La verdad, no sé qué creer.
-Vos integrás compañías de teatro y tenés un grupo de músicos. ¿Es muy difícil llevar un conjunto, con tantas opiniones diferentes?
-Es difícil. Yo tengo siete músicos desde hace muchos años y nos llevamos muy bien. En otras épocas se hacía difícil. La idea es que aunque piensen distinto, no se peleen. Pero acá, en la Argentina, pensar distinto significa pelea... No hay democracia para nada. Acá, al que piensa distinto hay que borrarlo. Ya lo vemos en el gobierno, ¿no?
-¿Qué 2009 le espera a San Lorenzo?
-Lo que pasó en el último campeonato no me puede entrar en la cabeza... Encima Boca fue el campeón. Siempre tengo esperanzas y digo lo mismo: lo veo bien. Esta vez estoy seguro que sí se puede dar la Libertadores.