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17/10/08

Renunció el Coco Basile


Esa fue la imagen del final. Los jugadores dispersos en la cancha. Algunos, unos pocos, llamando al resto para irse al vestuario juntos en la derrota. Otros no respondiendo a esa convocatoria, camino al solitario túnel. Y en el medio él, Basile, el hombre que acababa de recibir el golpe más duro. No hubo palmadas de aliento ni de triste consuelo del entrenador para sus players. Todo un indicio: ellos por un lado, aun sin entenderse; el Coco por el otro. Así se despidió el equipo argentino del Nacional de Santiago. Así se despidió el DT de su segundo ciclo en la Selección.

Se fue el Coco. Renunció. Luego de un día intenso, a puro run run, Grondona ya había dado un indicio cerca de las cinco de la tarde. "'Si Basile se puede ir? Ya no me sorprendería nada", le dijo a Olé. No pareció muy preocupado. Según el entorno de Alfio, justamente el presidente de la AFA fue uno de los que terminó e torcer la decisión que el DT maduró en su regreso de Chile. Desde que finalizó el partido, Don Julio, que fue y volvió en el chárter con el plantel, no le dio ninguna muestra de apoyo al entrenador, ni una señal, ni una caricia, como si le hubiese soltado la mano. Basile lo notó. "Si el N° 1 no te banca, tenés que hacer lo que hizo Coco: irte", le confirmó a Olé una persona allegada al técnico. 'Cómo cerró el propio Grondona el día? "A mí me sorprendió lo que pasó", comentó pasadas las diez de la noche, con la noticia recorriendo el mundo entero.

La otra razón de su renuncia fue la falta de respuesta que Alfio vio en sus jugadores ante Chile. Eso también terminó de cocinar su paso al costado en el marco menos pensado: en la derrota (y ante un enemigo ideológico) y no en la victoria, como muchos habían dicho que se iba a ir si le ganaba a Chile, "para cerrarle la boca a todos". Si el Coco ya estaba preocupado por la reacción del equipo a sus mensajes, la poca actitud y el escaso compromiso que notó en este partido de diente apretados terminó de convencerlo de que su voz ronca ya no tenía llegada. Ni en la cancha, ni en el espíritu de sus hombres. Su comportamiento en la conferencia de prensa que dio en Santiago fue un mensaje: un Basile autocrítico como pocas veces hasta se animó a romper sus códigos jugadoristas con un aviso de divorcio para sus players: "Parecían 15 contra 10", dijo, como si supiera que su situación ya no tenía retorno. Eso, más la falta de respaldo de Grondona, actuó como un combo letal. Y definitivo.

La relación entre Basile y algunos jugadores se desgastó en este último tiempo y fue marcando el desenlace. Sobre todo con algunos de los grandes, como Heinze (también peleado con el PF Dibos), que por otra parte el Coco ya tenía previsto no convocar más. Pero a pesar de que otros bancaban al DT (uno de ellos, Zanetti, el capitán) y se lo habían manifestado antes del inicio de esta doble fecha, por lo bajo las voces disconformes eran varias. Un punto de discordia, uno de los principales, fue el método de trabajo. Acostumbrados a la rígida planificación y la atención al detalle de los técnicos europeos, a muchos no les iba el estilo del Coco. Más allá de las libertades, varias veces concedidas y aceptadas, unos pedían mayor exigencia, otros querían mayor análisis del adversario para no tener sorpresas del tipo Carew (él, justo la única figura, hizo los dos goles en el 1-2 con Noruega) y otros comentaban con dureza: "No sabíamos que Riquelme estaba amonestado antes de Uruguay, 'no te parece un dato importante?", dijo.

El aspecto físico también fue cuestionado por los jugadores. "Venimos de Europa, a mil por hora, y acá bajamos a cero. Son dos semanas perdidas. 'Cómo no voy a tener miedo a lesionarme?", comentó un jugador que milita en aquellas ligas. Es cierto que ellos mismos aceptaban, al menos públicamente, que entre los viajes y los días entre partidos no había mucho tiempo para forzar la máquina, pero preferían otro ritmo de entrenamiento, más acorde con el estilo europeo.

Otro aspecto que marcó distancia, al principio mínimas y luego cada vez más grandes, fue la diferencia generacional entre jugadores y cuerpo técnico. Al no tener Basile un ayudante más joven, ahí el lazo de cercanía estaba cortado. Es más, desde el entorno de Coco comentaban, con más frecuencia, no entender cómo Messi, Kun y Cía. podían estar todo el día dale que dale con la Play Station, ni tampoco otros modos típicos de la corta edad de los más petisos, muchas veces metidos en su propio mundo moderno. Y también le cuestionaban la parte futbolística a esas estrellitas: "Con nosotros, Messi nunca anduvo, sólo un poco en la Copa América", confió un colaborador del Coco. Y desde el otro lado, el de los más pibes, tampoco había mucho interés por charlar con el DT, que prácticamente no hablaba de fútbol ni de otras cosas con la mayoría de sus jugadores.

Hasta el talco utilizado como cábala por el Panadero Díaz fue un motivo de broma entre los chicos: a veces, mientras se cambiaban en el vestuario, se salpicaban del polvo blanco de la suerte. En definitiva, otro recurso inconcebible para el profesionalismo europeo. Todas estas cuestiones fueron profundizando un distanciamiento que erosionó este ciclo. Y a eso se le sumaron los volantazos de desconcierto del Coco que también marcaron la falta de un rumbo claro: Heinze pasó de ser incinerado en un entretiempo a suplente y luego, titular. El Cata Díaz saltó de borrado, a titular, a suplente. Denis fue un partido sí, otro no. Diego Milito volvió, pero apenas duró 45 minutos. Di María asomó como titular y luego hasta Barrientos, convocado sorpresa del fútbol local, lo dejó sin banca. D'Alessandro apareció y desapareció sin un solo minuto entre los 18. El 4-3-1-2 trocó en 3-4-1-2, luego en 4-3-3 y más tarde en 3-4-3. Todos patrones de conducta que no resistían más.

Eso no justifica, claro, la falta de rebeldía de los jugadores ante circunstancias adversas como la de Chile. La camiseta argentina exige otro tipo de pacto con el esfuerzo. Pero sí son muestras fieles de la falta de conexión entre la cabeza y su grupo. A lo que se sumó la indiferencia de Grondona.

16/10/08

La lección de Bielsa

Nunca lo dirá ni lo admitirá. Pero habrá sido, para Marcelo Bielsa, el partido más importante que dirigió después del Mundial 2002. Porque delante tuvo a la Selección, la suya. Y también a un técnico, Basile, que está en sus antípodas en cuanto a la metodología de trabajo aunque no así en la búsqueda ofensiva. Y ante semejante desafío, el Loco sacó el manual de estilo, el suyo, y le dio un golpe histórico a la Argentina. Eso sí, al cabo, le hizo precio de compatriota.

No hubo, en esta lección, nada raro. Chile fue Bielsa. Orden, presión, técnica, concentración... Chile usó con inteligencia todo el ancho de la cancha y abusó de las espaldas de Mascherano y Cambiasso. Así logró el desequilibrio que nubló a Ledesma y que desnudó a la última línea. Y el gol, un golazo, fue el mejor ejemplo de que Chile era un equipo y la Selección, un grupo de voluntades sin mucha voluntad. De arco a arco, con técnica, cabeza levantada, movilidad, paciencia, circulación, profundidad, desborde, centro atrás, efectividad. Los delanteros argentinos no tuvieron éxito en la presión, los mediocampistas la vieron pasar, Cambiasso quedó a mitad de camino y Heinze, para completar la escena de terror, se metió en el área como marcador central cuando en realidad era el lateral...

Lo peor de la Selección fue que jamás reaccionó. Con ninguno de los sistemas que intentó Basile. Extrañó, como admitió el Coco, a Riquelme. La Selección fue siete jugadores atrás y tres adelante. No hubo conector. Messi, el crack del Barcelona, el más apto para ponerse la ropa de conductor, apenas pudo conducirse a sí mismo. El, por lo visto, también extrañó a Román. De los tres delanteros, era Messi quien bajaba unos metros, pero estuvo ausente, sin convicción, sin peso en el uno contra uno. Sólo una vez inventó una buena jugada que salvó en la línea Medel. Agüero también perdió seguido, aunque en el segundo tiempo al menos se comprometió más que el resto. Milito, además de víctima del mal funcionamiento, fue intrascendente. Bergessio, el primer cambio real (el del Cata por Burdisso fue obligado), fue apenas un revulsivo.

La Selección corrió siempre desde atrás. Su búsqueda, la del empate, fue desordenada, a los ponchazos. No hubo, en los jugadores, un gesto de rebeldía ante la adversidad. Chile, además de todos los méritos acumulados, le agregó una altísima dosis de actitud positiva que nunca tuvo la Argentina.

El 1-0 miente. La de Chile fue una goleada. De banco a banco.

Basile se tiene que ir?

"A llorar a la Iglesia", dijo Basile y acá no fue contra suyo. Por una vez. Y ése fue su principal acierto en Santiago: no buscar excusas.

A llorar a la Iglesia vamos a tener que ir todos si la Selección sigue jugando así. O si los rivales siguen jugando así con la Selección. Porque desparramado en la cancha como anoche, te desbordan todos Heinze, te desbordan todos Argentina, el equipo comenzó a ponerle signos de interrogación a su participación en el Mundial.

El técnico, en esto, fue más allá. Con lo que hace y principalmente con lo que no hace, empezó a poner seriamente en duda su continuidad. Porque hoy, con el equipo penando en la cancha, después de perder el invicto en este 2008 y la identidad, llegó el momento de debatir si no es el final de un ciclo. 'O acaso para hacerlo hay que esperar a que pierda con la cenicienta Venezuela en el Monumental?

Vencido. Así parece Basile. Susurrándole al Ruso Ribolzi con razón que "Agüero es un desastre" cuando todavía faltaba un cuarto de hora para el primer tiempo pero sacando a Diego Milito al comienzo del segundo. Sin los cuernitos ni el talco del Panadero, aunque también sin la energía que hizo renunciar al "gran técnico" que ayer le dio una lección y marcó un hito en la historia. La imagen del Coco en el banco fue la de un hombre sin respuestas. La imagen en la conferencia fue la de un hombre al que le sobran preguntas.

La cuestión, inquietante por donde se la aborde, es que a los hinchas también les sobran dudas. Y la principal, la que surge sola a esta altura, es que si Argentina no le puede ganar a un Chile en el que no abundan estrellas, 'qué puede pasar si llega a Sudáfrica y se cruza con Alemania, Italia o Inglaterra?

Basile insiste con la falta de tiempo de trabajo pero si éste no se nota al 28° partido, 'cuándo se va a notar? Para colmo, Bielsa le mostró la otra cara y le enrostró que existe la manera de mejorar a 11 jugadores normales. El Coco, a su turno, le hizo visible a su colega en los peores 90 minutos de este ciclo que hay un modo de desperdiciar el talento de 11 estrellas. Jugando así. Y así es así: sin rumbo, sin ideas, sin variantes para suplantar a Riquelme, sin líderes adentro ni afuera de la cancha. Con un equipo más largo que la lista de contras del DT.

Las pruebas del desconcierto se acumulan: en Chile incineró a su octavo nueve (Milito), tiró a la cancha a Sand, el décimo, sin siquiera una práctica de fútbol sobre el lomo, desarmó una de las pocas sociedades (Mascherano-Cambiasso) que le funcionaba, ¡y usó a Ledesma y al Cuchu para contrarrestarles las bandas a Bielsa! (lo mismo que ir a la guerra con una navaja).

Vencido. Basile parece vencido porque se lo nota arrumbado. Pero también porque su tiempo se agota. Es hora de que lo note antes de que haya que ir a llorar a la Iglesia.

15/10/08

Bielsa es el extranjero más influyente en Chile

"La Van de Bielsa" no es, justamente, de Bielsa. Así se la llama, en realidad, a la camioneta que lo lleva de una cancha a la otra a lo largo y ancho del país. Porque el técnico argentino, a pesar de que hace ya 14 meses que se instaló en Chile, no tiene auto particular. Tampoco casa. Así de extraña es su vida en este lado de la Cordillera. Como los hoteles no le gustan y tampoco optó por alquilar una casa (como sí hicieron el Toto Berizzo y el Profe Bonini), el Loco ha hecho del Pinto Durán, el predio donde practica y concentra la selección local, su propio hogar. Como si Basile viviera en el mismísimo complejo de Ezeiza, la habitación N° 2 de ese lugar de entrenamiento es... Sí, las cuatro paredes donde amanece, come, trabaja y pasa sus horas de 'descanso? Y de donde sale, a veces caminando o en la famosa van, la que le maneja un amigo chileno, otro de sus fieles laderos en esta historia.

En el Pinto Durán lleva una vida austera. Su habitación no tiene lujos. Apenas es más grande que las de los jugadores. Aunque responde a las comodidades que él mismo impuso cuando pidió que se remodelara dicho predio: le hizo invertir a la Federación Chilena casi 400.000 dólares para jerarquizar la concentración, con la renovación total de las piezas (solicitó camas confortables y modernos televisores), salas de reuniones y juegos, la reconstrucción de la cancha principal, la instalación de dos jacuzzi y un moderno gimnasio. Pero su cuarto transmite sencillez y soledad: apenas la decora un crucifijo de pared con la foto de su familia. Al lado montó una oficina que usa para su actividad diaria, y que se suma a otra sala de planificación.

Dicen los empleados que se levanta siempre temprano. Ellos son ahora su familia: los trata con cordialidad, respeto y a cada uno lo llama por su nombre. A veces sale a correr, como hacía en Ezeiza. Y luego espera, puntual, el desayuno. La alimentación es hoy una preocupación extra por sus kilos, aunque su inquietud pasa más por la salud que por lo estético. Por eso se cuida en las comidas, aunque se reconoce un adicto a las galletitas chilenas y a las pastas. Según el cocinero del Pinto Durán, Patricio Canales, a Bielsa le encanta el salmón. Lo que rechaza es que jueguen con esos detalles de su vida. Alguien comentó que le gustaban las medialunas y, a través de la TV, desde una panadería le hicieron llegar esa factura típica argentina. Agradeció el envío, pero devolvió el paquete en el mismo estado: cerrado. "Me pareció una descortesía no aceptarlo, pero desconfiaba de su actitud. No me equivoqué...", le dijo a quien se las trajo.

Esa desconfianza es la que ha convertido al Durán en una fortaleza con entrada prohibida a los periodistas. La excepción es Danilo Díaz (radio Bio-Bio), a quien conoció en los 90 cuando como DT de Newell's pasó por Chile: hasta lo llama después de los partidos para escuchar su opinión. Eso marca a un Bielsa más sociable, que frecuenta una feria de frutas y verduras ubicada en la misma manzana del predio, y que habla con la gente. "Acepta las fotos, sobre todo la que le piden los niños", cuentan. También va a algunos restaurantes, como Liguria, en la comuna de la Providencia. "Vino varias veces porque es un lugar donde hay mucha gente del fútbol. Estaba con amigos", le contó Luis, el encargado, a Olé. Incluso se lo pudo ver yendo al cine con una de sus dos hijas, que lo visita periódicamente: una de las últimas películas que miró fue XXI, filme argentino.

Sus apariciones públicas son más frecuentes que en la Argentina, donde se refugiaba en Máximo Paz. Todos los domingos, anotador en mano, los chilenos saben que cualquier cancha del país tendrá a su seleccionador. No importan los kilómetros ni la trascendencia del partido. "Miró cada bodrio... Pero él anota todo con entusiasmo", afirman. Esa dedicación y entrega fueron otras de sus armas de seducción para que el pueblo chileno empezara a respetarlo.

Tal es su nivel de compromiso, que le pidió a la TV Nacional de Chile documentales sobre personajes y próceres trasandinos para interiorizarse sobre historia. Y hasta filmó un spot sobre el Mundial de fútbol femenino que se jugará aquí en noviembre. "Porque las conozco y conozco el trabajo de Marta Tejedor, son mis favoritas", dice un Bielsa sonriente, rodeado de las chicas, inimaginable en la Argentina.

Por todo, fue elegido el extranjero más influyente en la sociedad chilena, en una encuesta que hizo la reconocida revista Qué Pasa, en una elección que sondeó a 300 líderes de opinión. Su conducta desbordó las fronteras del fútbol. Otro detalle no menor: sus jugadores ya no tienen problemas de disciplina y no aparecen en los programas de la farándula.

Bielsa está dejando su huella en Chile. Como profesional y también como persona. "'Cómo le gustaría que lo recuerden?", le preguntaron hace poco. Y su definición lo dijo todo: "No creo que vaya a ser recordado. No querría, en todo caso, que fuera por ganar un título. Me gustaría que fuera más por las normas de conducta que usé para desarrollar mi tarea".

Diego Milito quiere ser el 9 de la selección


-Podés ser vos el nueve tan buscado?

-Bueno, es mi puesto.

Acaso no exista una respuesta tan simple para un problema tan complejo. Desde hace un tiempo que la pregunta se repite, va para Tevez, vuelve con Agüero, toca con Denis, ahora lo suma a Sand. Y aunque todos den el sí, la realidad es que la difícil tarea de ser el nueve de esta Selección todavía extraña la huella dejada por Bati y Crespo. Ahora, entonces, le toca a Diego Milito, al hombre de los siete goles en seis partidos en el Genoa, el nuevo eje sobre el que girarán las viejas incógnitas del área. "La realidad es lo que dije, es mi puesto, de lo que vivo. Conozco bien la función".

-El equipo necesita una referencia como vos?

-Es una pregunta que se viene haciendo muy seguido. Obvio que el nueve de referencia siempre genera para las defensas contrarias más atención, pero con los jugadores que tenemos podemos movernos de cualquier forma.

-Es un lujo jugar con Messi y Agüero, como sería ante Chile?

-Sin dudas. Si me toca hacerlo será un lujo y un placer para mí. Son dos grandísimos jugadores.

-Son, de Europa, los delanteros que más convirtieron. 'Eso ayuda?

-Los goles también son rachas. En Italia vengo teniendo una linda y ahora lo que espero es seguir así.

-Igual tenés claro que la gente te va a pedir...?

-Goles, sí, está claro. Es el puesto el que te marca eso. Estoy con confianza.

-Desde la Copa América que no tenías esta chance. 'Esperabas volver?

-Sí, quería otra posibilidad. De todos modos, en lo personal me vino bien el pase al Genoa. De lo contrario, en la Serie B, como estaba con Zaragoza, hubiese sido más complicado para mí.

-En la Copa no rendiste como para seguir?

-No tuve muchos minutos. Jugué con Colombia, que ganamos, y metí un gol. Y luego 45' con Perú, en el que no anduve bien. Después ya no jugué más.

14/10/08

Jose Sand en la Seleccion Argentina


Le metieron la mejor asistencia de su vida. Veinte minutos faltaban para las 12 en el Poli granate cuando el fax membretado con el escudito de la AFA le llegó a sus manos para interrumpirle el primer entrenamiento semanal. Poco le importó a José Gustavo Sand, el goleador del Apertura. Fueron 28 años esperando este momento. Sueño de todos, la suspensión de Carlos Tevez y el aductor rebelde de Sergio Agüero le hicieron un inesperado lugar. En el medio de la cancha 4, Rubén Ferreti (vice 1° de Lanús) lo puso en comunicación directa con Alfio Basile. Y al toque huyó hacia su depto de Belgrano para buscar su pasaporte. Al fin, Pepe argento. "Al Coco le conocí la voz enseguida, je. Cuando sucedió la desgracia de Martín (Palermo), pensé que tendría una oportunidad. Por mi momento. Además, como no habían citado a ningún delantero de área... Ojalá pueda demostrar que estoy por algo. Era mi sueño, el de mi familia...", le reconoce emocionado el correntino de Bella Vista a Olé. El complejo de Ezeiza fue su lugar por la tarde. Metió tres goles en el fútbol reducido y hasta conferencia de prensa...

-'Ya conocías el predio?

-Estaba muy cambiado, je. En el 96, me entrené durante nueve meses con el preseleccionado Sub 17. Pero sufrí un bajón futbolístico en Séptima. No pude ir al Sudamericano de Paraguay. Ahí jugaban Costanzo, Gaby Milito, Guille Pereira, Tecla Farías... Hasta Luis Zubeldía, mi técnico actual. Al menos, jugué amistosos. Y le hice goles a Uruguay y a Chile.

-'Por qué te convocaban hace 12 años pero ahora te dejaban a un lado?

-En las Inferiores de River nunca bajaba de los 20 goles por año. Muchos decían que sacaba diferencia por mi físico. En las categorías chicas se notaba. Igual, aprendí las mañas en Defensores de Belgrano, en la B Nacional. Se jugaba mucho con el cuerpo y ahí la pelota viene más por arriba que por abajo.

-'Y la madurez actual dónde la cultivaste? No todo fue color de rosa...

-Cuando en River me empezaron a prestar me di cuenta lo equivocado que estaba. Me imaginaba lo mejor con tantos goles. Siempre me fue bien. Pero cuando pasé a Independiente Rivadavia y regresé desde Colón... "Esto no era lo que pensaba", me dije. Y tuve que remarla para mejorar. Había técnicos que ni me hablaban. Por suerte, Alejandro Saccone, el entrenador de arqueros, me ayudó un montón. Lanús me terminó de consolidar. Me dio afecto. Lo que me hicieron sentir en este tiempo, en apenas un año y pico, nunca me pasó. En ningún lado. Si a veces me da vergüenza levantar las manos cuando me aplauden... Nunca pensé que pudieran quererme tanto. El cariño de la gente es algo impagable.

-'Para tanto, más allá de haberle dado un título?

-Antes, cuando me iba a préstamo, sabía que tenía que volver y debía hacer un doble esfuerzo para ganar en consideración. Pero Lanús me compró y me quitó esa presión. Lanús hizo posible este momento.

-'Y en qué creés que mejoraste desde el Sub 17 postergado a la Mayor?

-Mejoré en el circuito de juego. Antes no lo tenía tan aceitado. Era un 9 de área, no muy dotado técnicamente. Lo mío era aguantar la pelota y girar. Y ser un poco pescador, je. Hoy, por lo menos, puedo tirar una pared o meter un buen cambio de frente.

-Igual, fueron los goles los que te hicieron poner la Celeste y Blanca...

-Era difícil estar en la Selección. Hay jugadores de gran nivel en Europa y lo están ratificando constantemente. Aunque me tenía fe. En su momento le había tocado a Denis... Pero lo ves a Messi, al Kun... Son increíbles. Ojo, el fútbol argentino es tan competitivo como el europeo. Las Eliminatorias son durísimas. Y si ellos están ahí es porque son estrellas. La Selección ya jugará como la gente realmente quiere.

-Con vos adentro...

-Yo sabía que podía estar. Los goles me ratifican. Son mi carta. Fui campeón, llevo diez goles en nueve fechas... Claro, de ahí a jugar... Estar acá, ya es un logro. Sería lindo seguir arriba cuando el Clausura termine. Lindo para mi carrera. Es complicado mantener este promedio de gol por partido. Sólo lo consiguió Palermo. Veremos.

-Otro reconocido 9 de área. 'Lo tuyo siempre estuvo cerca del gol?

-Sí, empecé de arquero, je. Hasta que mi vieja me hizo cambiar de puesto porque me hacían goles, lloraba y no podía dormir. Mi papá llegó a atajar en la Tercera de San Lorenzo y mi hermano José en River. Pero en mi adolescencia, antes de dejar Bella Vista, seguía al Batistuta de Boca, al Beto Acosta, al Turu Flores... De grande, admiraba al primer Bichi Fuertes. Aunque, de hecho, me levantaba los domingos bien temprano para verlo a Bati en la Fiorentina. Soñaba con copiarlo. En todo.

-'También en ser el máximo goleador en la historia de la Selección?

-Pienso que después de Batistuta no hubo más un referente de área en la Selección. Está Crespo, por ejemplo, que es un gran jugador. También Cruz, ahora Denis, Tevez. Pero que llegue a ser como Bati...

-El 2007 lo terminaste campeón. Ahora, este 2008, cierra con una convocatoria bajo el brazo.

-María José, mi mujer, tiene fecha para el 28 de octubre. Al nene le pondremos Benjamín o Mateo. Estamos muy felices. Siempre hay una luz que encamina tu vida. Más que pedir hoy tengo que agradecer...

13/10/08

Basile vs Bielsa

Ni el clásico del miércoles. Ni la tabla de las Eliminatorias. Ni la caída del índice del Dow Jones o el Nasdaq. Hay otra cosa que a Alfio Basile, por estas horas, lo obsesiona muchísimo más. Esa cosa empieza con B. Es Bielsa, un enemigo público que él mismo cocinó en el horno de su orgullo.

Lo curioso es que no se puede historizar esta rivalidad en una pelea previa. Tampoco sus estilos abonan conceptualmente una dicotomía como la de Bilardo y Menotti. Y, Pekerman mediante, el Coco no fue siquiera su sucesor directo. Pero personalizó en la figura de Bielsa al arquetipo de sus opuestos. Estar contra Bielsa fue el modo de contestarles a los que cuestionan su modo de trabajo liviano. Y así, indirectamente, el Loco se transformó en contra suyo.

Y hablando de contras, el Coco legitimó esta cruzada con la frase que le dedicó al periodista Román Iucht. Es que Iucht, desde su lógica, se encuentra enfrente por defender supuestamente el paradigma de Bielsa. Ergo, los amigos de mis enemigos son mis enemigos. Otro testimonio: uno de los ayudantes del Coco le refregó a Emiliano Pinsón, cronista identificado con el Loco, el triunfo de la primera fecha de estas Eliminatorias. Lo hizo en un hotel de Venezuela, metiendo su dedo índice dentro de un círculo conformado por su otra mano. Basile, desafiante, aprobó la escena. Agarrame que lo mato.

Desde el vamos, el Coco se diferenció en la toma de decisiones. Prescindió de una generación relacionada con Bielsa a la que luego terminó incluyendo. Y, paradójicamente, en su afán por mostrar cierta disciplina organizativa. También cambió en su intención de exhibirse como un devoto de la videoteca que el Loco había fundado en Ezeiza.

La rivalidad no resultó correspondida del otro lado de la Cordillera. Bielsa nunca dio indicios de aceptar a Basile como un enemigo. Sí descubrió, igual que el Coco, contras mediáticos tanto en la Argentina como en Chile, aunque no expresó que éstos hayan sido impulsados por sectores de la prensa que fogonean a otros entrenadores.

Ganarle a Bielsa es, para Basile, ganarles a todos los que ponderan las formas del Loco. Si bien ambos parten de propuestas ofensivas, se alejan mucho más allá de los cuernitos y el pantalón al ombligo: representan el control versus el vértigo, la predilección por el jugador ante la insistencia por el sistema y la horizontalidad contra la verticalidad. "Si tuviera que elegir, diría que me siento más cómodo con el orden que con la espontaneidad", afirmó Bielsa. Basile diría exactamente lo contrario, privilegiando la resolución del juego a través de las respuestas individuales.

La pregunta es saber por qué Basile le dio más entidad a este dilema. Y la respuesta, acaso, se puede hurgar en la caída de su índice de popularidad que encadenó tras la frustrada Copa América y la seguidilla de partidos sin victorias en el 2008. Es discutible el camino que tomó. Bielsa no es el paladín del bien. Tampoco de los resultados. El Mundial 2002 expresó que en fútbol no alcanza con la sistematización, los conitos ni la preparación. Más: el Coco le ganó los dos partidos que jugó contra los equipos de MB. El primero fue un San Lorenzo-Vélez (2-1) en 1998. Y el segundo, el del 13 de octubre del 2007 en el Monumental. Ese día el Loco se encontró con el reconocimiento de seis de camiseta celeste y blanca que se acercaron a saludarlo. Otro, que se llama Juan Román Riquelme, lo despidió con dos goles. Fue la gran revancha con cuernitos para el hombre que inventó esta película.

12/10/08

Resumen de Argentina 2 Uruguay 1


Entre más golpes y fricciones que fútbol y juego, llegó el triunto tan esperado y necesario. La Argentina no propuso este partido de trincheras, de patadas y choques, pero tampoco supo evadirse de ese ambiente belicoso que creó Uruguay. Eso habla también de la inmadurez del seleccionado para controlar el desarrollo de acuerdo con sus posibilidades, de sus dificultades para imponer condiciones. Sigue siendo un equipo susceptible de ser arrastrado por cualquier corriente negativa. La serie de cinco encuentros sin triunfos crearon fantasmas que no le son indiferentes a este plantel. Podrá haber mucha figura internacional, pero la confianza no es un activo que sobre. La falta de victorias la venía llevando como un estigma. Y quién sabe si este 2 a 1, que empezó al ritmo del gol y terminó lleno de moretones, alcanzará revertir la mentalidad del seleccionado.

Si bien no es poco que la Argentina haya vuelto al éxito, sí es una picardía que no lo haya hecho con una actuación reivindicatoria, que estableciera un límite a la incertidumbre y críticas que arrastraba. El seleccionado mejoró en el resultado, pero la evolución es menos nítida en el rendimiento. Dejó pasar una oportunidad para que renaciera el optimismo. Desperdició el escenario ideal que había construido al principio, con dos goles en menos de 15 minutos, un planteo bastante ordenado y cierta fluidez en la circulación de la pelota.

La Argentina intentaba acomodarse a un esquema en el que parece más importante la presencia de las individualidades que la función que les toca, ya que Tevez quedaba muy condicionado como puntero izquierdo y Demichelis tenía problemas de perfil para marcar sobre la izquierda. Sin embargo, las circunstancias se dieron para empezar a eliminar complejos desde temprano. A los cinco minutos, un desprolijo despeje de un uruguayo rebotó en el árbitro Torres (después, su protagonismo ya no sería tan fortuito, sino decididamente desafortunado). La pelota le quedó a Riquelme, que en un alarde de repentización y precisión cruzó una asistencia por detrás de toda la defensa para que Messi, de cabeza, convirtiera su primer gol en el Monumental.

La Argentina movía la pelota con bastante tino y ocupaba el campo rival. Así llegó el segundo tanto, con otra pelota, en este caso de Tevez, enviada a la espalda de Cáceres. Cambiasso, tal como acostumbra a aparecer por sorpresa por el lado contrario a la jugada, llegó para definir; su toque dio en un poste y Agüero hizo de centrodelantero oportunista para quedarse con el rebote.

Uruguay se encontró con un partido muy cuesta arriba y decidió remontarlo extralimitándose en la garra charrúa, que derivó en el foul constante, la pierna que le apuntó más al rival que a la pelota. El paraguayo Torres fue cómplice de esta desnaturalización con su complacencia para tolerar demasiadas brusquedades. Cuando quiso ponerse firme, el partido ya se le había ido de las manos, los jugadores ya habían decidido que cada pelota se transformara en un duelo barriobajero.

Dentro del poco espacio que quedaba para la táctica y el juego, Tabárez, con la salida del lesionado Fucile, hizo una apuesta un poco más ofensiva con el ingreso de Cavani. La Argentina mantenía la presión, pero ya no gobernaba tanto con la pelota. Riquelme se oscureció como organizador, y Messi y Agüero entraban esporádicamente en acción. La Argentina se fue olvidando del juego para entrar en la batalla que quería Uruguay. El descuento de Lugano, que alcanzó a conectar un centro de Suárez que pasó entre varias piernas argentinas, castigó el decaimiento argentino.

El declive se hizo más pronunciado en el segundo tiempo, ya que el seleccionado se movió por impulsos, tanto para atacar como para defender. Otra vez, como en cotejos anteriores, se desvanecía la idea de un bloque, de un funcionamiento, y se dependía de arrestos individuales. Parecía que con los ingresos de Ledesma y Milito se iba a reactivar el circuito, pero sólo fueron insinuaciones. Uruguay seguía con su plan beligerante de todo hacia arriba: pelota, piernas y brazos. La Argentina no se arrugó, pero sí se puso nerviosa, destemplada. El instinto de conservación lo llevó a Basile a reemplazar a Messi por Cata Díaz cuando Uruguay tenía un jugador menos por la salida del lesionado Eguren. A este seleccionado todo le está costando mucho. El triunfo que empezó consiguiendo en la cancha lo terminó defendiendo en un ring.

3 las victorias de la Argentina como local en las eliminatorias: ante Chile, Bolivia y Uruguay.

EL DATO
Un historial muy favorable como local

La Argentina no pierde en su casa con Uruguay desde 1987 (1-0). De 79 partidos, ganó 48, empató 20 y perdió 11 (ninguno por eliminatorias).

LO POSITIVO
Goles de delanteros: Lionel Messi y el Kun Agüero

Messi consiguió su décimo tanto en 33 partidos con el seleccionado. El de Agüero fue el quinto (tres en estas eliminatorias) en 14 cotejos.

EL DATO II
La Argentina y un invicto de 39 encuentros

Por todo tipo de competencia, el seleccionado no pierde en nuestro país desde diciembre de 1996: 3 a 2 ante Yugoslavia en un amistoso en Mar del Plata.

7/10/08

El Coco Basile se juega su futuro


Qué pasa si no le gana a Uruguay y pierde con Chile? La idea parece ir a contrapelo de la historia moderna de la Selección, en la que los contratos de los entrenadores se respetan. Pero siete partidos oficiales sin triunfos generarían un clima... Más allá de que Grondona nunca apretaría el botón de eyectar, tal abstinencia provocaría presión suficiente como para terminar el segundo ciclo de Alfio Basile. Por eso, aunque oficialmente nadie contemple ni chance de despido o renuncia, el DT se la juega en estos partidos.

No ha sido fácil este tránsito de la Eliminatoria, ni siquiera el arranque triunfal con Chile y Venezuela. El 2-0 contra la Roja, un año atrás, mostró a Basile y su cuerpo técnico demasiado preocupados por el qué dirán. Como si el perfil trabajador del Loco fuese un karma difícil de sobrellevar, hubo gestos fuera del lugar en pleno Monumental y un exagerado empeño por resaltar que los videos, los informes y la táctica sí son parte del mundo Basile. De ahí al "vos sos contra mío" a Román Iucht en Maracaibo transcurrieron 72 horas. Y esa clasificación del periodismo entre contreras y gomías continuó con otros episodios poco agradables. La trayectoria de Basile, lo que ha sido para el fútbol argentino como jugador y entrenador, debería ponerlo por encima de ese juego. Claro que no todo se limita a una relación antipática con parte de la prensa.

Los buenos resultados faltan y no por escasa suerte. La conjunción de esfuerzos y fútbol de varios de los mejores jugadores del planeta no alcanza para derrotar a Brasil ni tampoco a un Perú B. Y a la par del juego poco convincente alarma la falta de autocrítica del Coco, que cuando reduce su análisis a "rachas", parece ser el más contrera de todos sus detractores...

Los partidos con Paraguay y los peruanos no sólo llevaron a cinco juegos la anemia de victorias oficiales, sino que instalaron la idea de que la solidez de Basile en el cargo está muy lejos de aquélla con la que arribó desde Boca. Con el derecho que le asiste ser el hijo del DT y fiel lector de Olé, Alfito Basile envió una carta disgustado por el trato recibido. Cuatro días más tarde, Grondona citó a su viejo para saber qué pasaba. Julio preguntó, escuchó y sugirió cambios...

Al presidente le preocupan los cortocircuitos con algunos jugadores. La roja de Tevez y la salida de Heinze frente a Paraguay, el festejo de Gago con el Sonri suplente en Lima... Las propias palabras de Carlitos, que con naturalidad contó que le aclaró al Coco que los jugadores no querían voltearlo. La misma naturalidad con la que un recién llegado Messi contesta ante la pregunta de si la continuidad del DT se juega en estos partidos...

Si el jueves 16 Basile no está más en la Selección, será por su decisión. Aunque a él, el que batalló contra los escoceses del Celtic, el que ganó los dos últimos títulos de la Mayor, no le cerraría bajarse, todo este cóctel con el que debe convivir lo hace analizar esa posibilidad. El último ingrediente llegó desde China, donde Batista se convirtió, no sólo en un técnico ganador, sino en uno que logró la convivencia Messi-Riquelme, ergo, en un candidato...

Mientras el rumor de que no hablará con los medios en la previa de Uruguay corrió por las redacciones, el Coco se apresta para otra batalla. Con su líder Riquelme herido por tanto trajín. Con una apuesta fuerte al medio local. Con el orgullo en juego para evitar llegar al año sin triunfos oficiales. Basile va a jugársela, vaya ironía, a la misma tierra donde hace 17 años consiguió su mayor éxito como entrenador.