"A llorar a la Iglesia", dijo Basile y acá no fue contra suyo. Por una vez. Y ése fue su principal acierto en Santiago: no buscar excusas.
A llorar a la Iglesia vamos a tener que ir todos si la Selección sigue jugando así. O si los rivales siguen jugando así con la Selección. Porque desparramado en la cancha como anoche, te desbordan todos Heinze, te desbordan todos Argentina, el equipo comenzó a ponerle signos de interrogación a su participación en el Mundial.
El técnico, en esto, fue más allá. Con lo que hace y principalmente con lo que no hace, empezó a poner seriamente en duda su continuidad. Porque hoy, con el equipo penando en la cancha, después de perder el invicto en este 2008 y la identidad, llegó el momento de debatir si no es el final de un ciclo. 'O acaso para hacerlo hay que esperar a que pierda con la cenicienta Venezuela en el Monumental?
Vencido. Así parece Basile. Susurrándole al Ruso Ribolzi con razón que "Agüero es un desastre" cuando todavía faltaba un cuarto de hora para el primer tiempo pero sacando a Diego Milito al comienzo del segundo. Sin los cuernitos ni el talco del Panadero, aunque también sin la energía que hizo renunciar al "gran técnico" que ayer le dio una lección y marcó un hito en la historia. La imagen del Coco en el banco fue la de un hombre sin respuestas. La imagen en la conferencia fue la de un hombre al que le sobran preguntas.
La cuestión, inquietante por donde se la aborde, es que a los hinchas también les sobran dudas. Y la principal, la que surge sola a esta altura, es que si Argentina no le puede ganar a un Chile en el que no abundan estrellas, 'qué puede pasar si llega a Sudáfrica y se cruza con Alemania, Italia o Inglaterra?
Basile insiste con la falta de tiempo de trabajo pero si éste no se nota al 28° partido, 'cuándo se va a notar? Para colmo, Bielsa le mostró la otra cara y le enrostró que existe la manera de mejorar a 11 jugadores normales. El Coco, a su turno, le hizo visible a su colega en los peores 90 minutos de este ciclo que hay un modo de desperdiciar el talento de 11 estrellas. Jugando así. Y así es así: sin rumbo, sin ideas, sin variantes para suplantar a Riquelme, sin líderes adentro ni afuera de la cancha. Con un equipo más largo que la lista de contras del DT.
Las pruebas del desconcierto se acumulan: en Chile incineró a su octavo nueve (Milito), tiró a la cancha a Sand, el décimo, sin siquiera una práctica de fútbol sobre el lomo, desarmó una de las pocas sociedades (Mascherano-Cambiasso) que le funcionaba, ¡y usó a Ledesma y al Cuchu para contrarrestarles las bandas a Bielsa! (lo mismo que ir a la guerra con una navaja).
Vencido. Basile parece vencido porque se lo nota arrumbado. Pero también porque su tiempo se agota. Es hora de que lo note antes de que haya que ir a llorar a la Iglesia.
A llorar a la Iglesia vamos a tener que ir todos si la Selección sigue jugando así. O si los rivales siguen jugando así con la Selección. Porque desparramado en la cancha como anoche, te desbordan todos Heinze, te desbordan todos Argentina, el equipo comenzó a ponerle signos de interrogación a su participación en el Mundial.
El técnico, en esto, fue más allá. Con lo que hace y principalmente con lo que no hace, empezó a poner seriamente en duda su continuidad. Porque hoy, con el equipo penando en la cancha, después de perder el invicto en este 2008 y la identidad, llegó el momento de debatir si no es el final de un ciclo. 'O acaso para hacerlo hay que esperar a que pierda con la cenicienta Venezuela en el Monumental?
Vencido. Así parece Basile. Susurrándole al Ruso Ribolzi con razón que "Agüero es un desastre" cuando todavía faltaba un cuarto de hora para el primer tiempo pero sacando a Diego Milito al comienzo del segundo. Sin los cuernitos ni el talco del Panadero, aunque también sin la energía que hizo renunciar al "gran técnico" que ayer le dio una lección y marcó un hito en la historia. La imagen del Coco en el banco fue la de un hombre sin respuestas. La imagen en la conferencia fue la de un hombre al que le sobran preguntas.
La cuestión, inquietante por donde se la aborde, es que a los hinchas también les sobran dudas. Y la principal, la que surge sola a esta altura, es que si Argentina no le puede ganar a un Chile en el que no abundan estrellas, 'qué puede pasar si llega a Sudáfrica y se cruza con Alemania, Italia o Inglaterra?
Basile insiste con la falta de tiempo de trabajo pero si éste no se nota al 28° partido, 'cuándo se va a notar? Para colmo, Bielsa le mostró la otra cara y le enrostró que existe la manera de mejorar a 11 jugadores normales. El Coco, a su turno, le hizo visible a su colega en los peores 90 minutos de este ciclo que hay un modo de desperdiciar el talento de 11 estrellas. Jugando así. Y así es así: sin rumbo, sin ideas, sin variantes para suplantar a Riquelme, sin líderes adentro ni afuera de la cancha. Con un equipo más largo que la lista de contras del DT.
Las pruebas del desconcierto se acumulan: en Chile incineró a su octavo nueve (Milito), tiró a la cancha a Sand, el décimo, sin siquiera una práctica de fútbol sobre el lomo, desarmó una de las pocas sociedades (Mascherano-Cambiasso) que le funcionaba, ¡y usó a Ledesma y al Cuchu para contrarrestarles las bandas a Bielsa! (lo mismo que ir a la guerra con una navaja).
Vencido. Basile parece vencido porque se lo nota arrumbado. Pero también porque su tiempo se agota. Es hora de que lo note antes de que haya que ir a llorar a la Iglesia.
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