14/1/09

Llegó la estatua de Merlo a Racing


Reinaldo Carlos Merlo atravesó el playón de acceso a las 18.03 y supo, de inmediato, lo que vendría. Sonó el hit y fue, para Mostaza, la más maravillosa música: la palabra del pueblo racinguista. "Vení, vení, cantá comingo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, del paso a paso, todos la vuelta vamos a dar...".

Sin versión remixada y entonada por el centenar de hinchas que desmintieron la temperatura de sauna en el Hall de la Fama, la sala por la que se llega al palco oficial, Mostaza no necesitó el conjuro de los cuernitos: ya no había obstáculos para un acto de reparación. Porque ése fue el sentido de la instalación de la estatua, construida gracias al aporte de 40 hinchas, tributo al DT que condujo a Racing a un título local luego de 35 años.

Flavio Nardini, encargado del departamento de Cultura en la CD elegida el 21 de diciembre y uno de los promotores del reconocimiento en el sentido más amplio, lo confirmó. El cineasta impulsó la construcción, contactó a Daniel Zimmermann, el escultor, recaudó los 1.800 dólares que costó la pieza de tamaño natural y la albergó en su casa para protegerla de amenazas de vándalos una vez que Fernando Marín, el primer gerenciador, le cerró las puertas del estadio al monumento. Nardini cuenta con voz autorizada. "Es un doble orgullo hacer este primer acto, como encargado del departamento de Cultura de Racing y como hincha. Estamos dándole el reconocimiento merecido a alguien que nos dio enormes alegrías. Demoramos casi siete años porque Fernando Marín jamás aceptó esto". Los silbidos que despertó la mención del primer gerenciador de Blanquiceleste apenas interrumpió el discurso. "Valen, los silbidos valen", añadió Nardini, para quien hay mucho de reparación en la mudanza de la estatua, que ya luce junto a la de Juan José Pizzuti, otro que se ha llevado el bronce por voluntad de la gente. "Este es el primer paso, no sólo para la gente del deporte de Racing: también mucha gente de la cultura identificada con el club se merece algo semejante".

"Hace mucho que me quiero dar este gusto", cerró el dirigente, a las 18.18, antes de descubrir la imagen, conocida y venerada. "Y eso que lo reputeamos en el primer campeonato", rememoró la época del Clausura 2001, cuando acechaba la Promo y Merlo, con dotación escasa en talento, la eludió a una fecha del final.

Merlo sonreía para no llorar, aunque sus ojos cargados de lágrimas lo desmentían. El paso a paso retumbó y el "Mostaza Merlo nunca te vamos a olvidar" fue el enganchado que puso al DT al borde de reclamar pañuelos.

Inmaculado en un saco y pantalón azul petróleo con finas rayas blancas y una camisa clara, Merlo se aflojó cuando auguró por el retorno de los días felices y un hincha lo cortó con otro deseo: "Con vos, Mostaza, con vos...". La compostura que aflojó cuando Carlos Scarelle, poeta académico, le recitó estrofas que, como su figura en resina, estuvieron guardadas por años, la recuperó cuando se abstuvo de opinar sobre los corticircuitos entre Juan Manuel Llop y su plantel. "No voy a hablar de eso, pero no tengo dudas de que Racing va a hacer una gran campaña", lanzó sin dudar en el pronóstico.

Merlo ha sabido congregar en el afecto. Por eso en el desfile pasaron autoridades, como José Malbrán, secretario general, anónimos y conocidos, como el periodista Luis Otero y José Martínez Suárez, otro director cinematográfico (hermano de las mellizas Legrand, es el máximo responsable del festival de Mar del Plata).

"Eternamente agradecido" se reconoció por la muestra, que tuvo yapa. Nardini le entregó una nómina manuscrita con los nombres de personas que acudieron por salud a los cuernitos de la estatua. "Creo en los médicos y en la ciencia -aclaró Nardini-, aunque cuando me pidieron que pusiera los nombres de algunas personas enfermas en un papel y los colocara en la mano derecha, la de los cuernitos, no lo dudé. Y Mostaza no falló: están todos bien", agregó para pasarle la responsabilidad al entrenador.

"Mostaza, la lista es toda tuya... Mirá que ahora están en tus manos", lo comprometió el cineasta. Merlo no reculó: su manos han hecho obras de película fantástica.

No hay comentarios: