Un trabajador del fútbol, el reemplazante de Diego Castaño en esta final no tiene pico y pala pero casi. Incansable, sigue trabajando luego del entrenamiento en el Hindú Club, serrucho en mano, rompiendo los juegos como lo había hecho con el juego de Boca en el último triunfo en la Bombonera.
Blanco es también el pibe de 21 años que hace apenas dos llegó al club después de haber quedado libre en Argentinos Juniors y de haber estado a punto de colgar los botines en forma prematura. En ese momento, Tigre empezaba su etapa en Primera División e inmediatamente Diego Cagna le echó el ojo.
De ayer a hoy todo cambió abruptamente, casi como una metáfora de lo que le pasó a Tigre. "Sinceramente todavía no caigo. Jamás me imaginé estar peleando una final mano a mano con Boca y menos siendo titular. Esto es un sueño y ojalá que se concrete con el campeonato", se ilusiona Jony, que en este torneo la rompió en la Bombonera, donde Tigre dio el batacazo ganándole por 3 a 2 y él fue una de las claves porque anuló a Riquelme y hasta provocó que Ischia lo sacara antes de que termine el partido.
Expulsado contra River en Reserva, estuvo a punto de perderse las dos finales ya que la roja directa había sido por una patada fuertísima. Pero... "Parece que se adelantaron las Fiestas y de regalo me dieron una sola fecha. Gracias a eso puedo estar en este partido histórico", agradece.
-Otra vez te toca reemplazar a Castaño en una parada muy difícil.
-Sí, parece mentira. En estos partidos debería jugar él, que tiene experiencia. Pero igual trato de disfrutarlo y también de exigirme al máximo.
-¿Qué te pide Cagna?
-Que esté tranquilo. Y también me carga: 'Siempre elegís partidos fáciles para jugar, eh', me dice.
-¿Y qué recordás de aquel triunfo en la Boca?
-Que fue muy emocionante. Era mi primera vez en la Bombonera, en mi puesto natural, ganamos, se juntó todo. Se dieron muchas cosas y fue impresionante, una alegría inmensa.
-¿Y para mañana eso te motiva aún más?
-Uno siempre trata de hacer lo mejor, de cumplir en su función. Si hay que marcar, se marca. Y si hay que jugar, voy a tener que que hacerlo también. Por suerte me tocó ganar en la Bombonera y eso te suma un puntito extra como para entrar mejor de la cabeza para la final de mañana.
-¿Y cómo la ves, porque Boca llega embalado?
-Va a ser muy duro, una verdadera final. Es nuestra última chance y otra vez, dependerá de lo que hagamos nosotros.
-Vos fuiste el que rompió el juego de Boca en aquel partido. ¿Podría repetirse la historia para soñar con los dos goles de diferencia?
-Puede ser que haya sido así. Si te ponés a nombrar a cada jugador que tiene Boca, te das cuenta de que son monstruos. Pero son 11 igual que nosotros, no son extraterrestres. Ese día salí como si estuviese jugando en el barrio y ahora espero hacer lo mismo.
-¿Esa es tu esencia, jugar como lo hacías en el barrio?
-Sí, seguro. Me sirve para salir a jugar más tranquilo. Porque si te ponés a pensar que estas en la Bombonera o en una final como ésta y ante tanta gente, te puede jugar en contra.
-Jugar como en el barrio también es uno de los motivos por los que Tigre está ahí arriba.
-Sí. Este grupo sale a jugar así en todas las canchas.
-¿Creés que porque anulaste a Riquelme en Boca se acordarán de vos?
-Puede ser. Si se acuerdan es porque seguro les dejé marcas en las piernas, je. No, en serio, ojalá se acuerden. Eso hablaría de que estoy haciendo las cosas bien.
-Al menos vas a tener una preocupación menos, porque mañana Riquelme no juega.
-Si, menos mal.
-¿Con tal de ganar vale cualquier cosa?
-Ni hablar. Son 90 minutos de una final y si queremos salir campeones vamos a tener que dejar todo. Si es necesario salir en camilla, lo voy a hacer.
-En estos partidos es dónde aparece el verdadero Jonathan Blanco...
-Sí. A veces a alguno le sale ese amor propio. Esperamos con muchas ganas este partido y tenemos mucha confianza de que podemos salir campeones.
-¿Y qué pasa si no cumplen el objetivo?
-Nada. Estamos contentos por haber terminado primeros. Con eso se cumplió el objetivo. Hicimos una excelente campaña. Si bien nos tocó compartir la punta con dos equipos más, ya estamos felices por lo logrado hasta ahora...
Blanco es también el pibe de 21 años que hace apenas dos llegó al club después de haber quedado libre en Argentinos Juniors y de haber estado a punto de colgar los botines en forma prematura. En ese momento, Tigre empezaba su etapa en Primera División e inmediatamente Diego Cagna le echó el ojo.
De ayer a hoy todo cambió abruptamente, casi como una metáfora de lo que le pasó a Tigre. "Sinceramente todavía no caigo. Jamás me imaginé estar peleando una final mano a mano con Boca y menos siendo titular. Esto es un sueño y ojalá que se concrete con el campeonato", se ilusiona Jony, que en este torneo la rompió en la Bombonera, donde Tigre dio el batacazo ganándole por 3 a 2 y él fue una de las claves porque anuló a Riquelme y hasta provocó que Ischia lo sacara antes de que termine el partido.
Expulsado contra River en Reserva, estuvo a punto de perderse las dos finales ya que la roja directa había sido por una patada fuertísima. Pero... "Parece que se adelantaron las Fiestas y de regalo me dieron una sola fecha. Gracias a eso puedo estar en este partido histórico", agradece.
-Otra vez te toca reemplazar a Castaño en una parada muy difícil.
-Sí, parece mentira. En estos partidos debería jugar él, que tiene experiencia. Pero igual trato de disfrutarlo y también de exigirme al máximo.
-¿Qué te pide Cagna?
-Que esté tranquilo. Y también me carga: 'Siempre elegís partidos fáciles para jugar, eh', me dice.
-¿Y qué recordás de aquel triunfo en la Boca?
-Que fue muy emocionante. Era mi primera vez en la Bombonera, en mi puesto natural, ganamos, se juntó todo. Se dieron muchas cosas y fue impresionante, una alegría inmensa.
-¿Y para mañana eso te motiva aún más?
-Uno siempre trata de hacer lo mejor, de cumplir en su función. Si hay que marcar, se marca. Y si hay que jugar, voy a tener que que hacerlo también. Por suerte me tocó ganar en la Bombonera y eso te suma un puntito extra como para entrar mejor de la cabeza para la final de mañana.
-¿Y cómo la ves, porque Boca llega embalado?
-Va a ser muy duro, una verdadera final. Es nuestra última chance y otra vez, dependerá de lo que hagamos nosotros.
-Vos fuiste el que rompió el juego de Boca en aquel partido. ¿Podría repetirse la historia para soñar con los dos goles de diferencia?
-Puede ser que haya sido así. Si te ponés a nombrar a cada jugador que tiene Boca, te das cuenta de que son monstruos. Pero son 11 igual que nosotros, no son extraterrestres. Ese día salí como si estuviese jugando en el barrio y ahora espero hacer lo mismo.
-¿Esa es tu esencia, jugar como lo hacías en el barrio?
-Sí, seguro. Me sirve para salir a jugar más tranquilo. Porque si te ponés a pensar que estas en la Bombonera o en una final como ésta y ante tanta gente, te puede jugar en contra.
-Jugar como en el barrio también es uno de los motivos por los que Tigre está ahí arriba.
-Sí. Este grupo sale a jugar así en todas las canchas.
-¿Creés que porque anulaste a Riquelme en Boca se acordarán de vos?
-Puede ser. Si se acuerdan es porque seguro les dejé marcas en las piernas, je. No, en serio, ojalá se acuerden. Eso hablaría de que estoy haciendo las cosas bien.
-Al menos vas a tener una preocupación menos, porque mañana Riquelme no juega.
-Si, menos mal.
-¿Con tal de ganar vale cualquier cosa?
-Ni hablar. Son 90 minutos de una final y si queremos salir campeones vamos a tener que dejar todo. Si es necesario salir en camilla, lo voy a hacer.
-En estos partidos es dónde aparece el verdadero Jonathan Blanco...
-Sí. A veces a alguno le sale ese amor propio. Esperamos con muchas ganas este partido y tenemos mucha confianza de que podemos salir campeones.
-¿Y qué pasa si no cumplen el objetivo?
-Nada. Estamos contentos por haber terminado primeros. Con eso se cumplió el objetivo. Hicimos una excelente campaña. Si bien nos tocó compartir la punta con dos equipos más, ya estamos felices por lo logrado hasta ahora...
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