26/11/08

Ariel Luna es el asesino de Gonzalo Acro

Está más flaco, demacrado, y se tiñó el pelo de morocho. Usa lentes de alta graduación, cuando antes andaba con los de contacto. Si uno lo compara con una foto de un año atrás, parece otra persona. La transformación no tiene que ver con un tema de moda sino con tratar de pasar inadvertido para una Policía que lo busca desde hace tiempo pero extrañamente no lo puede encontrar. Es Ariel Alberto Luna, alias Colo. Es el asesino de Gonzalo Acro. El que le disparó a la pierna para bajarlo y lo remató con un balazo en la sien. Dicen que nadie sabe su paradero. Eso dicen, pero parece difícil de creer cuando Luna se toma su tiempo para grabar un video casero y hacerlo llegar por manos anónimas a un diario. En ese video, Luna se hace cargo del crimen e intenta despegar al resto de los imputados. A los Schlenker, a Pluto, oveja, Kevin y Cuca. ¿Por qué? Simple: desde que Gastón matera, el amigo herido de Acro en ese hecho, lo apuntó como autor material del homicidio, sabe que la pena que caerá sobre su cabeza no baja de los 25 años de prisión. Y en caso de que suceda eso, prefiere pasarlos con un dineral suficiente para él y su gente. ¿Si logrará el objetivo? nadie lo sabe, pero es la única carta que al resto le queda por jugar. Y por lo visto, han decidido ponerla sobre la mesa.

Esta es, entonces, la confesión de un asesino. Que dice algunas cosas coherentes y otras fácilmente refutables. Y cuya elaboración tuvo una trama secreta. En esta nota, su palabra y las consecuencias.

"Soy Ariel Luna y decidí hacer esto porque estoy podrido de que hagan una historia de lo que pasó. Yo toda la vida fui y seré de la calle y tengo códigos. En esta causa que armaron Adrián y Aguilar, y compró todo el mundo, se ensució a gente que nada tenía que ver y se dijeron muchas cosas y por eso decido hablar. Nadie armó nada, nadie mandó a matar a nadie, nadie organizó nada. Empezaba el campeonato y tanto ellos como nosotros estábamos viendo qué hacía el otro grupo, cuántas piernas se juntaban, si iban a ir a la tribuna, qué sé yo, varias cosas, las que pasan día a día en una cancha. Nosotros nos enteramos de que se juntaban cerca de la casa de Adrián y que algunos entrenaban en un gimnasio de villa Urquiza. Esa noche fuimos a lo de Rousseau y después al gimnasio. Yo me quedé en la esquina y vi venir a dos. Uno era Gonzalo Acro. Discutimos y él se me vino encima, me tiró una trompada, forcejeamos. Ahí yo saqué el arma y traté de defenderme. La tenía apuntando hacia abajo, cuando forcejeamos la levanto y cuando la otra persona (por matera) me la quiere sacar, pasó lo que pasó. el otro salió corriendo y yo me subí a una Ford Courier gris, con vidrios negros, y me fui. Eso fue lo que pasó. Nadie me mandó ni me pagó para matar a nadie, ni sabían que yo andaba armado. Pero cuando ellos fueron a lastimarnos a la cancha de River (se refiere a la batalla del playón del 6/5/07) estaba mi hijo en el medio de todo ese problema. Desde ese día yo decidí andar armado, también por problemas que traía de la cárcel y otras cosas. Y bueno, pasó lo que pasó, pero Alan, William y Pluto, que están detenidos, no tienen nada que ver, ni sabían que estábamos ahí. Y el oveja, Cuca y Kevin (acusados de estar en el lugar del crimen junto a Luna) son personas que no están acostumbradas a estas cosas y no estaban de acuerdo con que yo llevara armas ni nada. Por eso pasó lo que pasó y no lo pudieron impedir. Fue un accidente y nada más".

El monólogo de cuatro minutos está hecho en una sola toma y, por los saltos temporales que presenta, editado. Y tiene una función clara: tratar de convencer a la Justicia de que sólo iban a pegarle un susto a Acro y que él lo mató casi sin darse cuenta. La estrategia tiene un basamento en el Código Penal que dice que en un crimen no planificado, cada uno responde sólo por lo que fue a hacer. Bajo ese paraguas, Oveja Pintos, Kevin Kraft, Cuca Girón y Sergio Piñeyro sólo serían responsables por lesiones, porque supuestamente sólo le iban a pegar a Gonzalo.

¿Esto es cierto?

Hay un dato que lo abona y consta en la causa: uno de los prófugos llamó a su abogado diez minutos después del crimen. Y se supone que nadie hace eso a menos que vaya a participar de una golpiza y la cosa termine mal, en homicidio. Pero el Código también dice otra cosa: uno debe imaginarse lo que puede ocurrir. Y si va acompañado por tipos con un prontuario extenso y de armas tomar, como Luna, que una apretada termine en asesinato es factible. Tomando este punto, todos vuelven a responder por el homicidio y nadie zafa.

La situación de los Schlenker y Lococo podría, en cambio, verse beneficiada. A ellos los incrimina el hecho de haberse juntado en una pizzería con Cuca, Kevin y Piñeyro horas antes del crimen, los cruces de llamadas que tuvieron con quienes estuvieron en la esquina fatal (aunque no hay contenido de las mismas), más el testimonio de Rubén Rodríguez, alias Rubencito, diciendo que los tres lo llevaron a tomar un helado para usarlo como coartada. Estos son indicios fuertes de que pudieron haber instigado el crimen, suficientes para mandarlos a juicio, pero a la hora de la verdad se necesitan pruebas concretas. Con Luna diciendo que los Schlenker no tenían nada que ver, si el resto de los imputados repite lo mismo, sus chances de obtener una pena menor, o hasta zafar, se acrecientan. Claro que para esto, Luna deberá presentarse ante la Justicia a ratificar lo que dice su video, algo que por ahora no parece que vaya a suceder. Y si la Policía sigue extrañamente sin agarrarlo.

Además, en el banquillo no podrá esgrimir la teoría del accidente: por pericia
forense está probado que a Acro lo bajaron de un tiro en la pierna y lo remataron en el piso. Y tampoco hay evidencias de forcejeo ni Matera habló nunca de ello. Cierto es que este video alínea a todos los imputados bajo una misma estrategia y anula la posibilidad de que se acusen entre ellos, algo que Cuca ya había hecho contra Alan en una entrevista con Olé, que luego ratificó ante la Justicia. Es, en definitiva, la única carta que les queda. Si es as de espadas o cuatro de copas, se sabrá en nueve meses, cuando el Tribunal Oral 15 haga parir el debate y trate, de una vez por todas, de imponer justicia.

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