14/11/08

El rojo estrenó su nuevo estadio el "Libertadores de América"


Fue una tarde trascendente para Independiente. De golpe, los proyectos, las maquetas, los dibujos y las fotos tenían forma de hormigón para jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, glorias del club, hinchas... Todos estaban como obnubilados con ese gigante que promete estar listo para los primeros días de febrero. Había que verlo a Adrián Calello, fruto del Rojo e hincha, poniéndose un casco para recorrer los entretelones de la obra. Había que verlo, a los dos minutos del partido ante la Sexta, a Daniel Montenegro inflando la red de cara a la vieja Visera que hoy luce dos bandejas. Pepé y sus muchachos estrenaron el Libertadores de América a puro fútbol y asombro.

"Acá viví tantas noches gloriosas que me hicieron sentir orgulloso, y cuando hoy (por ayer) llegué al medio de la cancha me dieron escalofríos", fueron las sinceras palabras de Miguel Angel Santoro de espaldas a la tribuna Bochini (ex Cordero), el único sector que sigue en pie. "Esto es un sueño. Es hermoso. Va a ser muy lindo poder jugar un partido oficial. Parece un estadio de otro mundo", fue la alegría puesta en palabras de Hernán Fredes, justo antes de que Walter, el canchero, encendiera como broma los regadores y mojara a todo el que pisaba el impecable campo de juego.

"Es un día que parecía tan lejano... Esto es parte del sacrificio que se ha hecho y vale la pena", dio su discurso Comparada en plena campaña electoral. "La idea es estrenarla en el Apertura, ya que por el tipo de construcción podemos habilitar ciertos lugares y otros no", cerró. Mandinga Percudani, gloria roja, no podía creer lo que veía. Estaba como un nene con chiche nuevo: "Aquí viví alegrías inmensas, ganamos todo. Ojalá que para ellos sea lo mismo, o mejor", deslizó, mientras Ismael Sosa marcaba su gol en el partido de los suplentes y los obreros de una de las Bocas del Diablo (las torres de las esquinas, con 800 plateas) se asomaban para mirar un ratito de fútbol al atardecer. Así, Lucas Pusineri, fiel a su estilo, contaba: "Cuando entré, tuve que mirar hacia la Cordero para ubicarme, je. La verdad, hacía falta una práctica acá". Y se fue, último. Quería disfrutarla hasta el final... Está distinta la cancha, pero la esencia pinta para ser la misma.

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