Argentinos se encontró con el plato servido y se lo devoró. Salió a jugar esta revancha con actitud, sin ninguna concesión para un rival que se le presentó disminuido desde el vamos, sin su técnico y con apenas tres jugadores suplentes. A los 17 minutos de partido, Iván Pavlovich definió la serie: 2 a 0 y ventaja irremontable. Superiodad marcada y gran festejo para confirmar el regreso a una instancia decisiva de Copa, una debilidad añorada en La Paternal.Para evitar inconvenientes, sin subestimar a un equipo diezmado pero brasileño al fin, Argentinos salió a noquear a un rival que se presentó con la guardia baja. La línea de tres de Palmeiras (Miranda, Martínez, Mauricio) no resistió los ataque de Hauche por la izquierda. Y no fue el único sector por el que lastimó Argentinos: Bogado manejó bien la pelota por la derecha, Mercier se hizo dueño de las pelotas divididas, las que le pasaron cerca, las áreas... y Ortigoza distribuyó con prolijidad. Encima, Torrico no cometió errores. Un ida y vuelta que marcó a Palmeiras: el arquero de Argentinos tapó una pelota difícil, abajo, y en la jugada siguiente Pavlovich metió el cabezazo de pique al suelo y clavó el segundo. Si a los brasileños les quedaba algo de ánimo, en ese momento se terminaron de apagar...
Lima fue prácticamente el único que pidió la pelota, que intentó llevarla, y así Palmeiras la tuvo durante unos minutos después del 2 a 0. Pero siempre por el medio, como en Brasil. Con la diferencia de que en la ida hizo revolcar a Torrico, en este caso apenas si llegó a inquietarlo. Y el propio Lima, al final del primer tiempo, le pegó un patadón a Pavlovich. Todo un síntoma de la impotencia, incluso del que estaba jugando mejor.
El segundo tiempo fue un trámite. Argentinos se dedicó a regular, casi no pasó sobresaltos (un tiro en el palo de Martínez y no mucho más) en el desarrollo y sí algunos físicos, por el juego brusco de los brasileños. Derechos, golositos, en La Paternal se entusiasman con el regreso a una instancia caliente de Copa.
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