El día después lo encontró en la localidad de Boadilla de Monte, en las afueras de Madrid. Aún con la campera de su Selección, la misma que había utilizado en el gran debut, entró lo más rápido que pudo a la clínica Montepríncipe. Recién se le fue el nudo de la garganta cuando vio la sonrisa de Gianinna y escuchó la buena nueva que le dieron Claudia y Dalma: "Está todo bien, Gianinna vuelve a casa, va a tener su bebé con tranquilidad. El bebé ya pesa un kilo", declaró, emocionado, Diego Maradona.
Ayer su hija recibió el alta y la pesadilla llegó a su fin. La angustia por los problemas en el embarazo de su nena menor y la alegría por vivir su primer partido como entrenador de la Selección se ensañaron con ese hombre de 48 años, que estaba viviendo el día más importante de su vida deportiva desde que se bajó de los botines. La mezcla de esas sensaciones lo acorralaron en el banco visitante del Hampden Park. "Tenía un dolor muy grande en el corazón", graficó. La liberación, total, se dio recién en España. "El gran triunfo mío de la semana fue que Gianinna esté bien", agregó el Diez en diálogo con radio La Red.
En Madrid también estaba el Kun Agüero. El martes, el yerno de Diego dejó la concentración argentina en Glasgow e inmediatamente viajó a España para acompañar a su mujer, quien está embarazada de cinco meses. "Cuando nos enteramos del problema, se iba el Kun o me iba yo", describió el DT.
Más relajado y feliz, sí se permitió ampliar los conceptos del debut de su equipo. Y coincidió con Carlos Bilardo: "Espero que podamos mantener el ritmo que tuvimos en los primeros 25 minutos". No se guardó elogios para sus muchachos: "Siento un orgullo enorme por ellos, son jugadores y hombres excepcionales. Quieren una Selección diferente, que los respete como jugadores. No hubo ninguno que no haya dejado todo en la cancha", infló el pecho.
Y ya metido de lleno en la charla futbolera, volvió a elogiar a los dos ausentes más ilustres, Riquelme y Messi, pero repitió su posición más contundente: "Sacando a Mascherano, nadie tiene el puesto asegurado".
Ayer su hija recibió el alta y la pesadilla llegó a su fin. La angustia por los problemas en el embarazo de su nena menor y la alegría por vivir su primer partido como entrenador de la Selección se ensañaron con ese hombre de 48 años, que estaba viviendo el día más importante de su vida deportiva desde que se bajó de los botines. La mezcla de esas sensaciones lo acorralaron en el banco visitante del Hampden Park. "Tenía un dolor muy grande en el corazón", graficó. La liberación, total, se dio recién en España. "El gran triunfo mío de la semana fue que Gianinna esté bien", agregó el Diez en diálogo con radio La Red.
En Madrid también estaba el Kun Agüero. El martes, el yerno de Diego dejó la concentración argentina en Glasgow e inmediatamente viajó a España para acompañar a su mujer, quien está embarazada de cinco meses. "Cuando nos enteramos del problema, se iba el Kun o me iba yo", describió el DT.
Más relajado y feliz, sí se permitió ampliar los conceptos del debut de su equipo. Y coincidió con Carlos Bilardo: "Espero que podamos mantener el ritmo que tuvimos en los primeros 25 minutos". No se guardó elogios para sus muchachos: "Siento un orgullo enorme por ellos, son jugadores y hombres excepcionales. Quieren una Selección diferente, que los respete como jugadores. No hubo ninguno que no haya dejado todo en la cancha", infló el pecho.
Y ya metido de lleno en la charla futbolera, volvió a elogiar a los dos ausentes más ilustres, Riquelme y Messi, pero repitió su posición más contundente: "Sacando a Mascherano, nadie tiene el puesto asegurado".
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