No llegó en el Rolls Royce lleno de tierra sino en un BMW negro que brillaban tanto como su sonrisa. Feliz es poco. Diego no entraba en su traje impecable, su cuerpo y su alma expulsaban la primera emoción: "Esto me llega en el mejor momento de mi vida", dijo. Así, pleno de toda plenitud, se lo vio a Maradona en su presentación oficial como DT de la Selección. Y en un hora, al lado de Grondona y de Bilardo, mostró varias facetas: el Diego divertido, el técnico firme, el entrenador vs. el seleccionador, el rey que dice no poner en juego el trono bien ganado. "No tengo miedo de que se me caiga la corona. Peor sería que me escondiera. Estando acá demuestro que soy de la gente y no un cobarde", conmovió.Encendido, locuaz, Maradona mezcló momentos de distensión con otros de crítica. De entrada, marcó distancia con el ciclo anterior. Hasta atacó una frase de cabecera de Basile, quien se definía como seleccionador. "Yo hablo de entrenador. Porque además de seleccionar, uno tiene que estar con los jugadores, verlos entrenarse, qué comen, cómo viven, estar encima de ellos. En mi época, cuando Bilardo tocaba el timbre de mi casa, mis compañeros se asombraban: ''Te vino a ver el DT de tu país?' Y a mí se me inflaba el pecho".
Así, sin referencia directa al estilo Basile, Diego se separó con pautas propias. "Acá hay que trabajar, hay que recorrer países", insistió sobre su idea de sumar millas y, acaso, sobre la causa que marcó el final del ciclo Coco: la poca llegada a los players. Y en lo futbolístico aceleró sobre el Rolls Royce dañado: "La gente no quiere ver más partidos de la Selección como los que se vieron y los jugadores se deben dar cuenta de que no pueden seguir así", alentó.
Jocoso, también jugueteó con la prensa extranjera que copó Ezeiza. Así, ante la pregunta de un periodista español sobre cuál era la mejor selección del momento, el Diez chicaneó: "'Querés que te diga España, no? Sos un vivo bárbaro, si te digo Italia me matás...". Con otro cronista español también rompió el protocolo apenas le dijo su nombre. "Ya te conozco, gallego". Y hasta contó una anécdota cuando le recordaron que justo en Galsgow hizo su primer gol oficial con la celeste y blanca: "Tenía dos opciones: definir al primer palo como hice o tirarle el centro a Luque. Cuando vienen todos a festejar, en el medio de la euforia, Luque me dice: 'Nene, la próxima el centro atrás, eh'. Me marcó el territorio, je".
Eso fue lo que hizo Diego luego. Dijo de su búsqueda, sin detalles tácticos: "Las grandes selecciones las hacen los jugadores. No quiero que la mía juegue como la del 86 ni como la del 82, sino que tenga su propia identidad. Mi librito futbolístico se verá en la cancha". Explicó sobre su rol de conductor: "Yo voy a fijar pautas de conducta, pero creo que en los jugadores. No soy ningún vigilante. Ellos tendrán mi confianza, pero también les voy a estar atrás para que rindan". Opinó sobre las encuestas que no lo favorecían: "Van a tener que ser hinchas míos porque son argentinos. Igual, el futbolero está feliz conmigo, lo siento en la calle. El mundo futbolístico no sé...". Y cerró con toda una definición, antes de dar sus primeros convocados: "Acá leo que dice amistoso contra Escocia. Para mi Selección no existen los amistosos. Son partidos internacionales y se juegan a muerte".
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