8/10/08

Chacho Coudet "Extraño el quilombo"


Lejos de la Argentina y en un club que no es top... ¿Cómo te aguantás?

-Y... Se extrañan muchas cosas. Pero llegué al San Luis con el objetivo de hacerlo crecer... Hace 3 o 4 torneos que es protagonista. Las cosas van mejorando institucionalmente. La idea es hacerlo un club importante.

-No nos digas que te fuiste al San Luis porque te hiciste hincha...

-No, je... Lo conocí a Raúl Arias, el técnico que me había querido llevar al Necaxa. Justo cuando decidí salir de Central, me llamó y no dudé. Aparte, el fútbol mexicano siempre me gustó. Es lindo, competitivo, muy parejo. El hecho de ir a otro fútbol, aprender otra cultura me pareció importante.

Estoy muy feliz de estar ahí.

-¿Cómo es tu vida allá?

-Tranquila, ja.

-¿Demasiado?

-No... La ciudad también es tranquila y uno vive así. Bueno, se disfruta mucho todo. No sé si somos masoquistas o qué, pero una de las cosas que uno más extraña es el quilombo, ja, ja...

-¿El del fútbol o del país? En México también pasan cosas entretenidas...

-En todo sentido, je... En lo futbolístico también. El lío de la bendita presión que muchos quieren evitar. Cuando tenés tranquilidad, querés un poco de quilombo. Ojo, no es que me vuelva loco.
Estoy muy cómodo pero extraño esas cositas...

-...

-Siempre estuve acostumbrado a jugar con obligaciones de títulos, urgencias. La realidad es que en San Luis no estamos así...

-¿Y la hinchada?

-Es distinto. Ahora ya estoy acostumbrado. Igualmente, sobre todo de local, jugamos siempre a estadio lleno. Pero de visita no va mucha gente, las distancias son larguísimas. Es verdad que no son tan pasionales... Se vive de otra manera. Si cae una latita o un vaso de plástico al lado de un jugador, multan al equipo. O podés tomar una birra sentado en la platea. O vas a San Luis con la camiseta de otro equipo, te sentás en el medio de la platea y gritar tu gol: no vas a tener ningún problema. Se vive de otra manera.

-¿Convence esa forma a un tipo tan pasional e inquieto como vos?

-Te adaptás. Nuestra hinchada canta los 90 minutos, hay un lindo clima. Yo la levanto, jeje...

-¿Realmente te adaptaste a ese fútbol?

-Es muy distinto. Lo ves por la tele y decís: "Acá hay espacio". Pero es más dinámico, se corre mucho más, no es tan friccionado, no hay tantos golpes. Es un fútbol muy técnico, abierto, para jugar es muy lindo. No es fácil la adaptación, pero le tenés que agarrar la mano o te volvés.

Fundamentalmente en la dinámica. En Argentina te sacás uno de encima y tenés un tiempito, pero allá al mismo que te sacaste te sigue corriendo. Si transportás y no decidís rápido, no llegas nunca, te morfan.

-¿Cambiaste tu juego?

-Estoy jugando por adentro. Circunstancialmente puede ser que vaya por la raya pero juego de doble 5 o de contención. Según con quien juego, tengo la función de ser el equilibrio o de soltarme. Obviamente cambié pero ya hace tanto tiempo que estoy, que siento como si fuera de toda la vida.

-¿En México, cómo caen tus locuras?

-No, estoy más tranquilo, je... Aunque siempre alguna cagada hago...

-¿Cuál recordás?

-Son muchas, tengo mil quilombos en todos lados. En Platense le hacíamos saltar los tapones al vestuario del técnico para que no se pudiera bañar.

-Siempre líder del grupo.

-Sí. No lo busco, eh... Pero de algún modo, me hago referente. Por ahí, por simpatía. Pero mirá, desde chico me tocó ir a hablar de premios y tuve muchos compañeros grandes que marcaban pautas. Lo importante siempre es escuchar y aprender. Más cuando sos joven. Era muy joven y me sumaban a las reuniones y me decían: "Sentate ahí y escuchá, no hablés".

-¿De quién aprendiste?

-De todos. Sigo aprendiendo constantemente. Escucho todo y lo asimilo. Lo importante es saber escuchar, no saber hablar.

-¿Y las locuras?

-Siempre encontré compinches. Me tocaron grupos muy lindos. Cuando te toca uno así, uno fuerte, empujando todos para el mismo lado y protegiéndose, es muy difícil que se hagan mal las cosas.

Ahí valorás lo importante que es tener un buen grupo, más allá de un buen equipo. Eso influye en lo futbolístico. Salvo que tengas un plantel de puta madre y hagan la diferencia individualmente. Pero con un equipo regular y un gran grupo podés salir campeón.

-¿En qué equipo te sentiste mejor?

-Tuve la suerte de formar parte de grandes equipos. El Central con el que salimos campeones de la Conmebol era espectacular. Y, ojo, no creo que Platense haya tenido otro equipo como el de antes de irme: estaba Matute, el Loco (Dalla Líbera), el Bichi Fuertes, Bernuncio, Erbin, Cristante...

Después me tocó ese Central campeón del 95: todos jugadorazos. Después llegué a River. Y qué decir, el San Lorenzo 98: si te ponés a repasar, Tuzzio, Iván Córdoba, Ameli, Lussenhoff, Pipo, Galetto, el Beto Acosta... Como mierda hacés para decir que te entendías bien con uno... Mirá los equipos que te estoy nombrando...

-Buenos jugadores y equipos. Y también, en general, tipos ganadores.

-Mi mentalidad es ganadora. Pero también hay que tener la suerte, que te junten grandes grupos con grandes jugadores. Hoy los equipos no están así. No es por desmerecer, pero...

-¿Te aburrís con el fútbol actual?

-Es distinto. Va cambiando, se va jugando de otra manera. Hace 10 años había más espacios, y hace 20, más... Ahora, cada vez es más dinámico y depende que el jugador sea inteligente y rápido para decidir.

-¿Ves fútbol argentino?

-Sí, claro. San Lorenzo más allá de la punta, tiene un gran plantel. Podés nombrar muchísimos jugadores y eso hace la diferencia. Además, tiene otros remando de atrás y eso levanta el nivel de los demás. Decís: "Este es un jugadorazo, está en el banco y en otro equipo sería titular. Pero al estar en el banco, le come los pies al titular".

-¿Te gustaría ser técnico de un equipo así?

-Eh, me querés retirar... Tengo contrato por dos años. Yo vivo el hoy.

-¿A Central, lo seguís?

-Sí, no se le vienen dando los resultados. Una lástima. Es eso, nada más. Debería sacar un par para acomodarse, agarrar tranquilidad...

-Cuando lo ves por la tele, ¿no te dan ganas de dejar todo y venirte?

-Claro. Cada vez que veo la cancha de Central me digo: "Me voy para allá". Sí, volvería. Pero hoy las circunstancias dicen que no tengo chances. Dos años más de contrato y una cláusula de rescisión que no es acorde a mi edad, pero los directivos de San Luis no querían que me vaya y pusieron esto.

-¿Te fuiste con bronca?

-Me fui porque era el momento. Por un montón de circunstancias. Cada vez que creo que es el momento, no lo pienso dos veces. A veces hago bien, otras hago mal. De River también me fui porque había vivido seis meses malos, los sufrí mucho, pero puse la cabeza y a los seis meses salimos campeones. Y decidí irme así.

-No sos como el Kily González que vino a retirarse en Central.

-No, qué sé yo lo que pensaré dentro de dos años...

-Sos amigo del Bichi Fuertes. ¿Qué te produce verlo con la de Colón, tan parecida a la de Newell's?

-No, Bichi es un fenómeno. Lo veo que sigue haciendo goles: debe estar inaguantable, ja. Un personaje. Te vuelve loco, nos divertíamos mucho. Por eso te digo que los grupos son importantes.

Uno queda ligado con mucha gente.

-Pudiste ir a Colón, con Basile de técnico, y no fuiste por la camiseta...

-No... je. En ese momento apareció Central y se terminó la negociación. Yo quería volver, se lo hice saber al Coco y él me entendió.

-¿No tuvieron nada que ver los colores?

-Y... un poco sí, ja. No me vería con esos colores... No, la verdad que no. Hubiese sido muy fuerte para la gente de Central.

-Ah, entonces, fuiste a San Luis por los colores.

-No, ja... Se dio, no fue algo premeditado, ja...

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