11/10/08

Juramento Argentino



No fue un encuentro casual, por más que haya nacido desde la ocasión, de ese dale, vamos, charlemos ahora que estamos todos. La invitación no fue antes a la imprenta con fecha, hora y lugar, sino que fue el marco y el momento el que se ofreció como anfitrión. Ocurrió en el gimnasio, en las primeras horas de una semana que ya pintaba difícil antes de que pisaran Ezeiza. Y se dio justo dentro del espacio que ese tipo de ejercicios suele ofrecer para ponerse al día. Ahí, ellos, los jugadores solos, con la complicidad de un cuerpo técnico que ocupó esos minutos en otros menesteres, sintieron la necesidad de renovar el compromiso que, aunque exista, siempre necesita un refuerzo en este tipo de tormentas. Hubo, entonces, un pacto para vivir, para ganar, para reconciliarse con la gente, para defender el honor propio y, como consecuencia directa, el del Coco.

Sólo algunos jugadores blanquearon la cumbre, aunque nadie quiso dar detalles. Así lo dijo, por ejemplo, Tevez: "Hablamos de este momento, tuvimos un reunión entre todos los chicos. Pero lo que se habló ahí dentro queda en el plantel, nosotros sabemos bien lo que nos dijimos. De ahí no va a salir". De todos modos, de la charla participaron activamente los más grandes. Y no fue casual las declaraciones que muchos de ellos hicieron después, en un claro tono de compromiso ante esta racha sin victorias que ellos mismos ya no se bancan. "Si no estamos preparados para soportar las voces críticas y la presión, tenemos que dar un paso al costado", dijo, por caso, Esteban Cambiasso, uno de los históricos que marcaron el territorio espiritual en el que se jugará el partido frente a Uruguay.

Pero el propio Carlitos fue más allá y, sin querer, tocó en algunas de sus frases la esencia de la charla. "Todos tenemos claro que con dar el 100% ya no alcanza. Hay que superarse, entregar más de lo que podemos o pudimos hasta ahora. Y ganar antes de que sea demasiado tarde". Ese fue el lema principal que buscaron contagiarse. Y aunque así también esté implícita una banca a Basile (que durante la semana varios también hicieron pública), la realidad es que son los propios jugadores los que quieren defender su prestigio y el de la camiseta que visten. Demasiado tarde para el Coco o para los libros, da igual. Saben que casi un año sin triunfos oficiales es mucho para este equipo y su jerarquía. Y no quieren seguir quedando en la historia por una de las peores rachas históricas de la Selección.

Por todo, el juramento está. Existe. Es de ellos. Y arranca hoy.

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