12/10/08

Resumen de Argentina 2 Uruguay 1


Entre más golpes y fricciones que fútbol y juego, llegó el triunto tan esperado y necesario. La Argentina no propuso este partido de trincheras, de patadas y choques, pero tampoco supo evadirse de ese ambiente belicoso que creó Uruguay. Eso habla también de la inmadurez del seleccionado para controlar el desarrollo de acuerdo con sus posibilidades, de sus dificultades para imponer condiciones. Sigue siendo un equipo susceptible de ser arrastrado por cualquier corriente negativa. La serie de cinco encuentros sin triunfos crearon fantasmas que no le son indiferentes a este plantel. Podrá haber mucha figura internacional, pero la confianza no es un activo que sobre. La falta de victorias la venía llevando como un estigma. Y quién sabe si este 2 a 1, que empezó al ritmo del gol y terminó lleno de moretones, alcanzará revertir la mentalidad del seleccionado.

Si bien no es poco que la Argentina haya vuelto al éxito, sí es una picardía que no lo haya hecho con una actuación reivindicatoria, que estableciera un límite a la incertidumbre y críticas que arrastraba. El seleccionado mejoró en el resultado, pero la evolución es menos nítida en el rendimiento. Dejó pasar una oportunidad para que renaciera el optimismo. Desperdició el escenario ideal que había construido al principio, con dos goles en menos de 15 minutos, un planteo bastante ordenado y cierta fluidez en la circulación de la pelota.

La Argentina intentaba acomodarse a un esquema en el que parece más importante la presencia de las individualidades que la función que les toca, ya que Tevez quedaba muy condicionado como puntero izquierdo y Demichelis tenía problemas de perfil para marcar sobre la izquierda. Sin embargo, las circunstancias se dieron para empezar a eliminar complejos desde temprano. A los cinco minutos, un desprolijo despeje de un uruguayo rebotó en el árbitro Torres (después, su protagonismo ya no sería tan fortuito, sino decididamente desafortunado). La pelota le quedó a Riquelme, que en un alarde de repentización y precisión cruzó una asistencia por detrás de toda la defensa para que Messi, de cabeza, convirtiera su primer gol en el Monumental.

La Argentina movía la pelota con bastante tino y ocupaba el campo rival. Así llegó el segundo tanto, con otra pelota, en este caso de Tevez, enviada a la espalda de Cáceres. Cambiasso, tal como acostumbra a aparecer por sorpresa por el lado contrario a la jugada, llegó para definir; su toque dio en un poste y Agüero hizo de centrodelantero oportunista para quedarse con el rebote.

Uruguay se encontró con un partido muy cuesta arriba y decidió remontarlo extralimitándose en la garra charrúa, que derivó en el foul constante, la pierna que le apuntó más al rival que a la pelota. El paraguayo Torres fue cómplice de esta desnaturalización con su complacencia para tolerar demasiadas brusquedades. Cuando quiso ponerse firme, el partido ya se le había ido de las manos, los jugadores ya habían decidido que cada pelota se transformara en un duelo barriobajero.

Dentro del poco espacio que quedaba para la táctica y el juego, Tabárez, con la salida del lesionado Fucile, hizo una apuesta un poco más ofensiva con el ingreso de Cavani. La Argentina mantenía la presión, pero ya no gobernaba tanto con la pelota. Riquelme se oscureció como organizador, y Messi y Agüero entraban esporádicamente en acción. La Argentina se fue olvidando del juego para entrar en la batalla que quería Uruguay. El descuento de Lugano, que alcanzó a conectar un centro de Suárez que pasó entre varias piernas argentinas, castigó el decaimiento argentino.

El declive se hizo más pronunciado en el segundo tiempo, ya que el seleccionado se movió por impulsos, tanto para atacar como para defender. Otra vez, como en cotejos anteriores, se desvanecía la idea de un bloque, de un funcionamiento, y se dependía de arrestos individuales. Parecía que con los ingresos de Ledesma y Milito se iba a reactivar el circuito, pero sólo fueron insinuaciones. Uruguay seguía con su plan beligerante de todo hacia arriba: pelota, piernas y brazos. La Argentina no se arrugó, pero sí se puso nerviosa, destemplada. El instinto de conservación lo llevó a Basile a reemplazar a Messi por Cata Díaz cuando Uruguay tenía un jugador menos por la salida del lesionado Eguren. A este seleccionado todo le está costando mucho. El triunfo que empezó consiguiendo en la cancha lo terminó defendiendo en un ring.

3 las victorias de la Argentina como local en las eliminatorias: ante Chile, Bolivia y Uruguay.

EL DATO
Un historial muy favorable como local

La Argentina no pierde en su casa con Uruguay desde 1987 (1-0). De 79 partidos, ganó 48, empató 20 y perdió 11 (ninguno por eliminatorias).

LO POSITIVO
Goles de delanteros: Lionel Messi y el Kun Agüero

Messi consiguió su décimo tanto en 33 partidos con el seleccionado. El de Agüero fue el quinto (tres en estas eliminatorias) en 14 cotejos.

EL DATO II
La Argentina y un invicto de 39 encuentros

Por todo tipo de competencia, el seleccionado no pierde en nuestro país desde diciembre de 1996: 3 a 2 ante Yugoslavia en un amistoso en Mar del Plata.

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