8/10/08

Informe completo de Boca ..baret


¿Qué, mirá lo que dijo Cáceres?!" Esta pregunta-sentencia se repitió en Boca, en la calle, en todos lados, por la violencia de las palabras. También por el momento, porque el equipo viene en caída y encima, más allá de las Eliminatorias, atraviesa con dificultad la previa de un Súper. Y más con esta explosión, nafta al incendio. Con un paraguayo que, concentrado con su selección en Asunción, se largó a confesar cosas que hasta el momento ningún otro compañero se había atrevido. Puertas adentro sorprendió este boom por la potencia de las acusaciones al ídolo, ese ídolo que últimamente hasta genera el enojo de algunos hinchas. JC Cáceres fue el vocero oficial de lo que piensan otros jugadores que siempre se manejaron con críticas fuera de micrófono, que alguna vez se hicieron públicas pero anónimas. Lo hizo en una radio de su país (Punto Penal, de Caritas), tal vez sin tomar conciencia de la repercusión. Sí, hay una interna caliente, a la altura de los Halcones y Palomas y del cabaret patentado por Latorre.

Por la tarde el 10 se enteró de algo inédito: que un compañero acuse a otro. Y desde su casa en Don Torcuato decidió copar la parada en Fox Sports y en Canal 13. Justo cuando por la mañana el vice Beraldi había pedido que se hablaran puertas adentro los problemas internos... Antes de que Riquelme saliera a responder, como nunca, en las oficinas de la Bombonera ardían por Cáceres: estaban preocupados por los problemas de convivencia, pero no se esperaban esta bomba. Después escucharon a Riquelme, con un discurso planificado. No contestó todo. Aprovechó para repetir su amor por Boca, ningunear a Cáceres y pintar un mundo de colores en el vestuario, con pocas amistades pero sin ninguno de los tantos problemas a los que se lo vincula. Repitió que no es el dueño del club, aunque está claro que Pompilio lo trajo estratégicamente para tener un líder y que para Ischia es intocable. Ayer por primera vez lo tocaron.

Los dichos de Cáceres:

-Está el tema de Caranta, que dicen está enfrentado con Riquelme...

-En un equipo grande hay figuras y más como la persona de Riquelme, que es bastante complicado y algunos se molestan con sus actitudes. En ciertos partidos aparenta correr, en otros estar más pasivo... Y levanta rumores de los compañeros mismos.

-¿Boca depende de él, que un día está bien y otro no?

-Y... él vino de ganar la medalla de oro, llegó un sábado y fue a la cancha a mirar; y al miércoles teníamos la definición de la Recopa y quiso jugar. No es lo normal pero jugó y marcó el empate. Lógicamente que es un privilegio ganar el oro en los Juegos, regresar al equipo y tener un partido servido para entrar, jugar y dar otra vuelta. Hizo todo eso, fue convocado de nuevo a la Selección y después jugó en Boca otra vez. Yo siendo compañero de él podría estar cansado o fatigado mentalmente.

-¿Creés que eso le perjudica el rendimiento?

-Quizá en la Selección está más motivado. Yo lo noto porque en algunas partidos se movió de manera distinta que estando en Boca que, por ahí, es más pasivo. Es un jugador que en cualquier momento puede dar un pase de gol y definir un partido, pero le está costando porque no alcanzó el nivel que normalmente da. Debería estar mejor en lo anímico, trabajar más porque es un jugador que ganó todo y si en el fútbol no tenés motivación, debés dar un paso al costado. Esto es presente, día a día, siempre la motivación de jugar. Por ahí gracias a su esfuerzo anterior, hoy no lo necesita económicamente, pero en el fútbol hay que querer ganar siempre, ayudar al compañero. Todos deben dar lo mejor.

-¿Con las otras figuras de Boca pasa lo mismo?

-Con Palermo la diferencia que yo encuentro es que Martín, con 34 años, hizo la pretemporada a la par de los chicos de 17. Tiene un carácter distinto, nunca pone mala cara para trabajar. Quizá no va a la punta del grupo pero si hay que hacer diez pasadas, las hace sin decir nada. No tiene nada que ver con la dedicación que le da Riquelme a su labor. Y hay pequeños detalles. Según me dijeron siempre los hubo y a la hora de jugar los partidos, se esforzaron al máximo. Y últimamente no está pasando.

-¿Qué relación tenés con Riquelme?

-No hay mucha afinidad. A veces está sentado en el vestuario y no habla con nadie, pero es su forma de ser. No convivo con él y tampoco con Palermo, pero se nota que son diferentes. Uno no sabe qué siente Román cuando no se lo nota feliz.

-¿Qué va a pensar cuando lea esto que decís?

-Imagino que se va a reír. Sabe que no creo problemas, que siempre pongo el pecho. Y si algo de todo esto lo incomodó, seguramente lo hablaremos.


La respuesta de Riquelme:

-¿Cómo te cayó lo que dijo Cáceres sobre vos?

-Es raro. Porque, la verdad, nunca se espera que un compañero haga lo que hizo este muchacho. Hay que entender cómo son las cosas: yo llevo una vida en el club, amo este club, y él está hace apenas tres meses, o seis, no sé cuánto. Y encima, hace unos meses el pelotudo de Riquelme tuvo que salir a defenderlo, a decir que era el mejor central del país. Entonces, no me parece bien que ahora diga esto. Se equivocó, y mucho. Demuestra que en el fútbol se perdieron los códigos.

-¿Vas a charlar con él?

-Ya tuvo muchos momentos para decirme lo que pensaba, concentramos todas las semanas, comemos en la misma mesa, incluso se hace el simpático... No sé por qué eligió decirlo al aire libre (sic).

-¿Y por qué dice que vos tenés privilegios?

-No entiendo qué quiso decir con eso. Yo concentro igual que todos. Además, dice que no tengo compromiso y ni siquiera me tomé vacaciones... Gané la medalla en Pekín y agarré la valija y me fui corriendo al aeropuerto para estar en la final con Arsenal. Y si lo hago es porque amo a Boca. Por eso da bronca que un muchacho que no dio nada por el club se permita decir esto.

-También dijo que sos muy complicado...

-Para todo el mundo Riquelme es complicado. Venimos de días difíciles por lo de Mauricio (Caranta), que ya aclaró que tiene un problema personal. Y los periodistas en lugar de ayudarlo con su problema, dicen que Riquelme lo sacó para poner a (Javier) García. Somos malos, siempre me meten en el medio. Yo me hago cargo de todo cuando Boca juega mal. Pero... A este muchacho no lo puedo defender más.

-El momento no ayuda.

-¿Sabés qué me duele? No estamos viviendo un buen momento y da la casualidad de que luego de las Eliminatorias viene el superclásico. Y lo que hizo este muchacho es generar más malestar, la gente cree que estamos todos peleados. Nos jugamos la vida en el superclásico y no sé qué harán los dirigentes, pero este muchacho me da risa, se fue mal de todos lados. Quizá no quiere estar más acá y dijo esto para irse.

-En este conflicto, Palermo parece ser tu contracara. ¿Cómo es tu relación con Martín?

-Buena... Lo dice Martín y lo digo yo. No pasa nada, pero Riquelme siempre tiene que estar metido en el medio. Ya somos grandes. Cáceres es nuevo en el club y quizá le sorprende esta situación que estamos viviendo, pero para nosotros no es nuevo, hay momentos buenos y malos.

-¿Ya hablaste con Ischia o con Pompilio?

-No hablo nunca con el técnico fuera de lo cotidiano y al presidente sólo lo veo el día del partido en el vestuario. Pero me siento agobiado. Parece que la culpa de todo lo que pasa es mía.


Porqué no quieren a Román?

El episodio ocurrió en el lobby del hotel Ros Tower de Rosario, donde se alojó Boca para el partido con Newell's. Una madre se acercó a una persona muy importante de la delegación y le pidió una foto con su hijo. El nene, con cara de enojado, no quería, y ese integrante del plantel preguntó por su nombre. "Román", contestó la mamá. "Ahhh, ahora entiendo... Con esa cara es un Román auténtico, ja".

La anécdota, por más graciosa, pinta cómo lo ven a Riquelme puertas adentro. Aunque el gesto de su rostro es lo de menos. Con el ceño fruncido o con la mejor sonrisa, hay actitudes del 10 que no caen bien en el plantel. Las declaraciones de Cáceres son compartidas por muchos jugadores, aunque nadie se atreva a declarar como el paraguayo y se escuden en las charlas informales con los periodistas. Ahora, alguien querido por los hinchas, ¿por qué no es querido por sus compañeros?

Con el ego potenciado por sus innegables cualidades futbolísticas y con un contrato de 3.000.000 de euros anuales, se transformó lógicamente en un líder con ciertos privilegios, concedidos por Ischia y avalados por la dirigencia. La primera muestra de su poder, en su vuelta al club, la dio en Japón (con Russo sacándose el traje de técnico), cuando le pidió a Pompilio que no trajera como DT a Guillermo, con quien nunca tuvo feeling.

"Yo no soy el dueño del club", repite cada vez que su nombre aparece envuelto en una polémica. Pero si bien no toma decisiones, sus palabras tienen peso. El mismo, sin consultarlo, decidió ir con la Selección Sub 23 a los Juegos Olímpicos, en una actitud que no cayó muy bien en los dirigentes. Como así tampoco que, un tiempito antes, en la primera semifinal de la Libertadores con Fluminense, tuviera una fuerte discusión con Migliore en el vestuario que casi termina a las piñas. Ese hecho fue una de las cosas que generó un distanciamiento con Palermo, más allá de que ambos, inteligentemente, le hayan bajado los decibeles a la ruptura de ese matrimonio por conveniencia. Justamente, el 9 es el otro referente en el vestuario aunque hoy esté lesionado. Ibarra, el tercer histórico, tiene una ascendencia menor en sus pares debido a su perfil. Pero el Negro es el hombre más cercano a JR dentro del grupo. Según Román, "junto con Delgado, son los únicos amigos que tuve en Boca en 12 años".

¿Cómo se lo ve en los entrenamientos? Solitario. Ultimamente hizo migas con Damián Díaz. A veces anda con Ibarra. Pero no suele participar del loco que hace el resto. Distante, callado, es de tomar mates con los utileros y habla poco y nada con el grupo. Sin embargo, en las últimas semanas, adoptó una política propia de un líder positivo: invitó a comer a los más jóvenes. El acercamiento, en realidad, esconde su intención de agrupar bajo su ala a un sector del plantel. Pero el resto no tiene mucho diálogo con él aunque lo respetan demasiado. Tanto que nadie se anima a decir públicamente lo que sí comentan por lo bajo.

¿Qué les molesta? Específicamente, algunas atribuciones. Que llegue más tarde a una práctica o que no siempre baje a cenar en la concentración, hechos que son sinónimo de multa, según el código de convivencia interno. Pero lo que más les fastidia a algunos son ciertas actitudes. Por ejemplo, a Caranta no le gustó que Román, en el verano, señalara a Carrizo como "el mejor arquero del país". O que se filtrara la charla de Riquelme con Abbondanzieri, a mitad de año, en la que el 10 le pedía al Pato que volviera a Boca. O que, en pleno vestuario y delante de varios compañeros, JR lo ninguneara ante una opinión sobre el Manchester por "no saber nada de fútbol". Ambos discutieron en el entretiempo con Tigre y aunque la voz oficial lo niegue, las diferencias con Román fueron uno de los temas de charla entre Caranta e Ischia en la ya famosa reunión del viernes.

También es cierto que al arquero y a los defensores les cayeron mal algunos cuestionamientos futbolísticos del enganche. El 1, el 2 (Cáceres) y el 3 (Morel) no son de su agrado. Por algo quiso como refuerzos al Pato, a Schiavi y a Clemente. Y tanto Caranta como los dos paraguayos lo saben. Con Morel, de hecho, discutió tras el empate con Argentinos. Pero para Román, esta forma de relacionarse entra dentro de su lógica. "Mis amigos son los del barrio. Con mis compañeros juego al fútbol para ganar los domingos", es una de sus frases de cabecera.

Es verdad, como Riquelme declaró anoche, que a Dátolo le aconsejó en enero que no se fuera a Chile. "Román me dijo que si le hago caso, voy a ser titular", declaró Jesús. Poco después, le sacó el puesto a Cardozo. Lo llamativo es que, hasta mediados de año, Dátolo y Román estaban siempre juntos y en este semestre prácticamente ni se cruzan.

Ahora, que Boca juegue mal no es culpa exclusiva de Riquelme. Que haya problemas internos no es responsabilidad de Román. Que tenga un poder mayor al que le correspondería no es asunto del 10. Y la gente lo quiere. Todo lo contrario a sus compañeros.

Cáceres se va de boca?

Julio César Cáceres asume que sus palabras en Radio Cáritas de Paraguay pueden haber decretado un final abrupto de su historia en Boca. Quizá lo dijo con inocencia, quizá porque en la intimidad se habló tantas veces de lo mismo que ya resulta natural hacerlo, quizá porque se encontraba en su país y no en Argentina, lejos de Casa Amarilla... O, quizá, porque lo ocurrido con Caranta lo alentó para hacer público su fastidio con Riquelme. Y, después sí, asumir las consecuencias: Pedro Pompilio esperará a su regreso al país para saber qué determinación se tomará con él. ¿Rescisión de contrato? Como ocurrió con el arquero, más allá de alguna disculpa, es casi un hecho que no volverá a formar parte del equipo.

"Si lo que dije va a traer lío, tendré que hablar a la vuelta con Román. El tema es que no tenemos mucha comunicación. Siempre está callado. Prácticamente es el dueño del equipo, pero la culpa se nos echa a nosotros. No sé qué pasará conmigo. Hablaré con Román, espero que todo marche como hasta ahora. O no jugaré.", dijo por la tarde el central, luego de que sus frases en su tierra llegaran a oídos de todos, incluyendo el protagonista. Si bien se rectificó en algunos puntos, otros los ratificó. Y eso, claro, agigantó el malestar de los dirigentes, quienes tuvieron que salir a respaldar a Carlos Ischia en el Caranta-gate y ahora deberán tomar una decisión con respecto a la continuidad del paraguayo.

"Este muchacho se fue muy mal de todos los clubes y usa a Riquelme como excusa para irse. Que se siente con los dirigen y les diga, que no me use más". La contra acusación de Román también fue dura. Y sabe de qué habla en 10 cuando menciona sus malas experiencias: Cáceres sí tuvo problemas en varios de los clubes por los que pasó, siempre por cuestiones contractuales. Con Olimpia, club donde se inició, perdió un juicio por haberse ido al Nantes sin haber cumplido su contrato. Con Atlético Mineiro terminó su vínculo cuando el equipo se fue al descenso: allí le realizó un reclamo al Nantes, equipo dueño de su ficha, para que abonara la cláusula de libertad. En River, su salida también fue tumultuosa: había firmado sólo para jugar la Libertadores 06. Justo antes de la revancha con Libertad, por los cuartos, reclamó una deuda con el club francés y se negó a jugar si no se la abonaban. Jugó pero en la cúpula del plantel y la dirigencia, su actitud no cayó bien. Y ya en Tigres, su último club, pidió irse cuando apareció la posibilidad de anclar en Boca. Ahora, más allá de las palabras de Román, en la dirigencia creen que sus malos rendimientos y la posibilidad de perder el puesto, lo llevaron a hacer declaraciones polémicas.

"Yo soy compañero de Riquelme, pero no voy a buscar peleas. Buscaré hablar si él quiere, si él piensa que me equivoqué", cerró Cáceres. Demasiado tarde quizás. Su futuro parece estar decidido.

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